Editorial

Un informe devastador

EL HERALDO ha publicado en su edición de ayer un informe sobre la situación del sistema de salud de Honduras, que arroja resultados alarmantes en lo relacionado a la calidad y atención médica con base en 32 enfermedades tratables, es decir, aquellas que pueden controlarse con medicamentos.

Según el informe, el Índice de Acceso y Calidad de Atención Médica en Honduras es de 40.02 puntos, por debajo del promedio centroamericano que es de 52.01 y lejos de Costa Rica, que tiene el puntaje más alto (64.7).

Los datos duros dejan una vez más al descubierto el abandono histórico al que ha sido sometido el sistema sanitario hondureño y la vulnerabilidad de la población que tiene en el servicio público la única posibilidad de atención de sus males de salud.

No podemos desconocer que las autoridades sanitarias hacen esfuerzos para atender las necesidades de salud, aun en medio de las dificultades presupuestarias a las que deben enfrentarse cada período fiscal.

Pero tampoco podemos olvidar el manoseo que se ha hecho de los escasos recursos, tal el caso de los hospitales móviles y el monstruoso desfalco del Seguro Social (solo para citar algunos casos sonados de corrupción), y las graves repercusiones que tuvieron en las atenciones de los pacientes.

El no optimizar el uso de los recursos afecta a toda la sociedad, pero en especial a los más pobres, a quienes debido a la falta de recursos no tienen acceso a una alimentación balanceada, se les dificulta acercarse a los centros de salud y hospitales públicos y menos aspirar a llegar a los servicios sanitarios privados.

Trabajar en el fortalecimiento del sistema de salud no debería ser una aspiración, sino una realidad, y ello pasa por la voluntad política de quienes tienen el privilegio de gobernar la nación para impulsar un servicio de salud digno para todos los hondureños que demanden sus servicios.