Editorial

Niños migrantes no acompañados

La presidenta Xiomara Castro visitó hace unos días los centros de detención de migrantes en la frontera sur de los Estados Unidos, donde pudo constatar la cruel situación que viven quienes todos los días salen de sus países para ir en busca de mejores oportunidades de vida en los Estados Unidos.

Conoció el albergue de niños no acompañados, un lugar intermedio donde se realizan los trámites de reunificación, en el cual hasta el 20 de septiembre habían 3,160 niños y niñas hondureñas que van en busca de sus familiares. Ellos representan más del 50% de toda la población que se encuentra en esos centros.

Los que llegan al centro de procesamiento son los más beneficiados, pues tras su largo trayecto están bajo un techo seguro, con acceso a alimentación, medicina y escuela, antes de ser reunificados con sus familiares.

Pero muchos más no tuvieron esa misma suerte. Las autoridades hondureñas registran 800 niños y niñas desaparecidos solo en el año 2023.Niños y niñas que no se sabe si están vivos o muertos, niños y niñas que no son solo estadísticas, sino que seres humanos a quienes no se pueden dejar a la mano de Dios.

Es una crisis compleja que debe ser tratada integralmente y que requiere de un trabajo fuerte que vaya más allá de los discursos con palabras floridas y sentidas.

Por años hemos escuchado a funcionarios de diversos gobiernos hablar de planes y programas para atacar las causas que generan los flujos migratorios.

Hoy, que la presidenta hondureña ha conocido la situación de estas personas, esperemos que se impulsen esos programas y se profundicen los que ya están en camino.

Es responsabilidad de nuestros gobiernos, de nuestras sociedad, generar aquí, en nuestro país, las oportunidades que necesita la gente para tener una vida digna y no migrar. Ya es tiempo de actuar.