Editorial

El asesinato de otro comunicador

Luis Alonso Teruel Vega fue asesinado la tarde del pasado domingo en el municipio de Atima, Santa Bárbara. El hombre era presentador del canal local Pecaligüe Televisión y, según las informaciones, había sido nombrado recientemente como juez municipal y se dedicaba, además, al cultivo del café. Teruel Vega es el segundo comunicador social asesinado en un mes en Honduras.

Francisco Javier Ramírez Amador, quien contaba con medidas de protección del Estado, fue asesinado la noche del 21 de diciembre en la ciudad de Danlí, El Paraíso.

Si bien, en el caso de Ramírez Amador las autoridades han anunciado la captura de uno de los supuestos hechores materiales, en el caso de Teruel Vega no se conocen avancen.

Este asesinato enciende una vez más las alarmas en el gremio periodístico de Honduras, pues estos hechos solo ratifican, desgraciadamente, que el país es uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo y que el Estado se mantiene indiferente ante estos hechos.

En los últimos 25 meses continuaron las violaciones contra la libertad de expresión al registrarse agresiones, amenazas, hostigamiento, intimidación y la muerte en circunstancias violentas de ocho personas vinculadas a los medios de comunicación, dijo el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (Conadeh).

Lo grave es que los asesinatos de las personas ligadas a medios de comunicación y periodistas siguen en su gran mayoría en la impunidad por la falta de investigación, situación que fomenta la reiteración de actos violentos similares y genera un efecto inhibitorio en el ejercicio de la libertad de expresión.

El Estado está obligado a preservar el derecho de la libertad de expresión y no pueden quedarse de brazos cruzados, por lo que es fundamental que agilicen la investigación y el castigo de este y los 99 casos más ocurridos desde 2001.