Editorial

¡Agua!

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la población hondureña es la falta de agua para el consumo humano, que afecta, según estudios de organismos internacionales, a más de 7.6 millones de personas sin acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, y a cerca de cinco millones a un sistema de saneamiento.

Las comunidades más postergadas del país, las más pobres, son las más golpeadas.

Pero también en las zonas urbanas es un problema que demanda atención.

En Tegucigalpa, se enfrenta actualmente a una de las peores crisis, lo que ha obligado a las autoridades del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados y de la Alcaldía Municipal a reformular los calendarios de distribución, con el fin de asegurar una distribución equitativa entre la población que tiene el privilegio de acceder al servicio mediante la red de abonados.

La situación es más grave en las zonas altas, donde el servicio no llega por falta de presión aunque estén pegados a la red de distribución y en las llamadas zonas marginales o en desarrollo, donde los ciudadanos más pobres pagan el agua más cara que se consume en la ciudad capital.

La escasez del líquido está afectando también a escuelas, hospitales y cárceles.

La falta de acceso a un sistema de agua segura no sólo afecta la salud de las personas, sino que también tiene repercusiones en el bienestar socioeconómico y ambiental de las comunidades que ven postergado su desarrollo.

Hoy, que a nivel internacional se conmemora el Día Mundial del Agua, el mensaje es claro. Se requieren reforzar las acciones encaminadas a preservar las fuentes de agua, adoptar medidas de adaptación y mitigación para garantizar la disponibilidad del líquido en el futuro y asegurar el acceso equitativo a la población.

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