Editorial

Esta efemérides, que debe ocurrir diariamente, permite reflexionar acerca de nuestras progenitoras, vivas o difuntas.

Además de madres, son amigas, confidentes, consejeras, brindando orientaciones, apoyos, consuelos. Ser madre es una profesión y vocación que nunca concluye, aun cuando los hijos (as) alcanzan la adultez.

Administradoras innatas, sabiamente asignan e invierten los recursos materiales disponibles, priorizando la salud y educación de su prole.

Concilian y resuelven conflictos hogareños, restableciendo la armonía transitoriamente perdida.

Emprendedoras, diseñan estrategias de supervivencia para captar ingresos necesarios para la manutención y bienestar de sus familias, sea como asalariadas, empleadas por cuenta propia, empresarias, sea que los aportes de la pareja resultan insuficientes, sea que no está presente el padre de sus vástagos, haciendo frente a la vida con dignidad, espíritu de superación, imaginación, venciendo obstáculos y adversidades de todo tipo.

Si a lo largo de la lucha por la subsistencia recibe traumas físicos y/o emocionales, logran salir adelante, sin jamás claudicar: con renovada fuerza siguen adelante. “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.

Cuando le son negadas en su país las oportunidades, decide buscarlas más allá de la patria, emigrando. Si logra llegar a su destino, labora y envía remesas que permiten un mínimo de comodidades a los que quedaron atrás.

Gracias a su ilimitado amor logra sacar adelante a su descendencia. Rechaza violencias y discriminaciones machistas, sabiendo que posee, al menos legalmente, igualdad de derechos con el hombre, sin dejarse doblegar.

Diario EL HERALDO presente a ustedes un respetuoso saludo, contentivo de admiración y afecto, madres hondureñas, estén aquí o en el exterior.