Columnistas

Plagio

A raíz del ascenso al poder de doña Xiomara Castro, al frente de una alianza, de la cual también fue integrante un partido político familiar denominado “Libertad y Refundación” (cariñosamente llamado Libre), se impuso una rara onda de llamar al nuevo régimen “Gobierno Socialista y Democrático de doña Xiomara”.

Para sorpresa de los analistas estudiosos de las ideologías políticas, desde finales del siglo XIX hasta la fecha, no ha dejado de causar sorpresa la ligereza con la que un partido político, cuyo pensamiento ideológico aún no se determina porque es un rompecabezas de múltiples colores que oscila entre el oscuro matiz del individualismo liberal hasta el socialismo trasnochado chavista del siglo XXI; en otras palabras, una “patastera ideológica”; sin embargo, el gobierno actual, temeroso de enfrentar abiertamente el repudio popular si se declara seguidor de una doctrina totalitaria como la del chavismo, Libre optó por disfrazarse de socialdemócratas sin entender un ápice la importancia de esta ideología en el desarrollo del mundo moderno.

La social democracia es una ideología política, social y económica cuyos componentes son indivisibles. No puede concebirse el desarrollo humano de un pueblo sin que lo político, lo social y económico funcionen como un solo, siendo el ser humano el principio y el fin de los propósitos de cualquier gobierno, no obstante, es imposible que predomine en esta concepción un individualismo egoísta porque el ser humano es parte indisoluble de una sociedad que también debe ser objeto de atención. Este gobierno no es ni social porque quien se despreocupa de las penurias que sufre todo un pueblo a raíz de decisiones equivocadas y no tiene objetivos definidos y carece de voluntades precisas, no puede llamarse ni social ni humanista. Ejemplo de ello son los más de un millón de hondureños que han tenido que abandonar su tierra natal, más que persiguiendo un sueño americano, huyendo de una pesadilla hondureña; por otro lado, tampoco puede autodenominarse democrático cuando conculcan derechos individuales y colectivos de los ciudadanos. La democracia implica la mediación oportuna e inteligente de un gobierno para mantener una armonía social que permita ese desarrollo humano que se persigue, insistimos que el desarrollo debe ser más humano que estructural. De nada nos sirven obras majestuosas cuando tenemos un pueblo hambriento, desempleado, falto de educación, enfermo y sin esperanzas; el Estado debe abandonar las funciones de Estado paternalista o de Estado espectador y convertirse en un Estado promotor de la superación individual y colectiva. Un Estado que intervenga sin meter las uñas en la planeación estratégica en todas aquellas áreas donde el individualismo no producirá el logro de las metas preestablecidas.

El pueblo hondureño debe aprender a distinguir y rechazar aquellas imposturas y plagios, cuyo propósito es engañar a la población en general y no debe tenerle miedo al pensamiento genuino de la socialdemocracia. En nuestra Honduras, solo un partido ha abrazado la doctrina social demócrata, esta institución política es el Partido Innovación y Unidad (Pinu).