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Mundo globalizado, problemas globalizados

La globalización de los problemas regionales no es nueva, este fenómeno ya se podía observar en el siglo XX. Una fase alta anterior de globalización a través del comercio mundial y el progreso tecnológico, en ese momento barcos de vapor y telégrafos, llegó a un abrupto final cuando el 28 de junio de 1914 el heredero al trono de Austria-Hungría, el archiduque Francisco Fernando, y su esposa fueron asesinados por Gavrilo Princip, un nacionalista serbio, durante su visita a Sarajevo.

En el contexto de confusos sistemas de alianzas, rearme militar, euforia bélica y falta de comunicación, Europa entró tambaleándose en la Primera Guerra Mundial. El asesinato de dos personas se convirtió en el conflicto global.

En 2020, casi como la gripe española un siglo antes, el coronavirus se propagó de una ciudad a todo el mundo. A todos nos quedó muy clara la vulnerabilidad del mundo globalizado. Las cadenas de suministro y el tráfico aéreo se paralizaron, los países se aislaron. Ahora, dos años después, además del sufrimiento de la población local, la guerra que comenzó cuando las tropas rusas invadieron Ucrania el 24 de febrero también está teniendo graves repercusiones en todo el mundo.

El fuerte aumento de los precios de la energía para el petróleo y el gas natural está aún más alimentando la inflación en Estados Unidos y Europa, que ya había aumentado debido a la crisis de Corona. Las cinco economías más importantes de América Latina, Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, también tienen una tasa de inflación promedio del 8 por ciento.

Los acontecimientos actuales además amenazan la estabilidad de la economía financiera, el estado de ánimo en las bolsas de valores de Nueva York, Londres y Frankfurt se ha deteriorado, y un empeoramiento de la situación también tendría consecuencias globales. Sobre todo, sin embargo, la gente normal está agobiada, los viajes al trabajo en coche o autobús son cada vez más caros.

Los precios de la energía también tienen un efecto indirecto en la industria alimentaria, el transporte y la refrigeración cuestan más. Ahora también hay escasez directa y aumento de precios en los alimentos básicos como consecuencia de la guerra.

Juntos, Ucrania y Rusia representan el 30 por ciento de las exportaciones mundiales de cereales, el doble de la cantidad exportada desde Estados Unidos. Además, los dos países, como Bielorrusia y China, son lugares importantes para la producción de fertilizantes.

Por lo tanto, los aumentos de precios y las interrupciones en las entregas de fertilizantes dificultan que otros países cultiven más cereales a corto plazo para compensar. Los aumentos en los precios de los alimentos afectarán a todos los países, pero para algunos sobre todo será difícil conseguir suministros. Países como Mongolia o Eritrea han recibido hasta ahora todas sus importaciones de cereales de Rusia y Ucrania.

Ahora están compitiendo con países más grandes. Para la ayuda alimentaria humanitaria, aliviar el hambre, que ya ha aumentado considerablemente como resultado de la crisis de Corona y más recientemente debido a eventos ambientales, también se está volviendo imposible.

Desde que comenzó la pandemia, millones más que antes han muerto de hambre en países desesperadamente pobres como Somalia y Yemen. El director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, David Beasley, expresa la triste verdad: “Les quitaremos comida a los hambrientos para dársela a los famélicos”.