Columnistas

Modernización económica y políticas de empleo

El alto porcentaje de informalidad prevaleciente en el mercado de trabajo y el insuficiente crecimiento económico, y sobre todo, el bajo nivel de Desarrollo, obligan a diseñar y ejecutar una estrategia de modernización de la economía. Se trata de impulsar suficiente generación de empleos en cantidad y sobre todo, calidad, para producir ingresos que permitan mayor satisfacción de necesidades a los 2.5 millones de personas con problemas de trabajo dentro de ese universo de casi 10 millones de habitantes que crece en un aproximado de 150 mil nuevos habitantes por año.

Se ha persistido en el debate fragmentado del empleo por hora. Es indispensable tener muy claro el contexto de la situación del empleo en Honduras. Siguen ausentes verdaderas políticas y programas de empleo. Temas como el empleo por hora o jornada parcial deben verse en un enfoque integral y sistemático de la economía y la sociedad. El tema del empleo tiene múltiples dimensiones; no es solamente un tema “legal”, en esencia es un problema económico y social. Para que haya creación de puestos de trabajo, es necesaria la producción. Y la producción implica inversión. El circuito económico se cierra con el aumento de ingresos de las poblaciones ocupadas, con posibilidad real de ejercer demanda para comprar los bienes y servicios generados en el proceso de producción.

En realidad, los problemas del empleo o del mercado de trabajo no se resuelven con ninguna de las dos posiciones en disputa; no se resuelve con la derogación de la ley del empleo por hora ni mucho menos, volviendo a aplicar una norma que desafortunadamente se prestó para aumentar la precarización del empleo. Dentro de la lógica sistémica, se trata de fortalecer el segmento formal o moderno de la economía. Hay que apuntar las acciones a lograr empleos plenos. Los empleos parciales solo deben ser aceptables habiendo agotado todo el potencial de puestos plenos de trabajo. La misma lógica para el sector informal: solo cuando ya se haya agotado el potencial de crecimiento en el sector formal de la economía. El crecimiento de la informalidad ha sido resultado de la ausencia de planificación del desarrollo, con consensos pragmáticos, inteligentes y concretos. También han afectado las políticas económicas contraccionistas y las propias limitaciones estructurales de la economía de capitalismo subdesarrollado, dependiente y mal articulado en el que sigue inmerso Honduras. La deuda social de escasez de empleos formales y de ingresos insuficientes de enormes masas poblaciones, se tiene que pagar con verdaderas políticas para alcanzar buen crecimiento (alta tasa, sostenido, equilibrado, sustentable e incluyente).

Tenemos que salir de esa zona empantanada de un mediocre 3% de crecimiento del PIB, un sector formal del 20% del mercado de trabajo; 20-25% de tasa de subutilización global de la fuerza de trabajo; 65-75% de pobreza; 0.53 de coeficiente de Gini; 0.63 de índice de desarrollo humano y otros indicadores vergonzosos. Toda la acción del Estado, sus 3 poderes clásicos, su encumbrado presupuesto con altos impuestos y talludo endeudamiento, deben traducirse en embonamiento eficaz con la iniciativa privada (grande, mediana, pequeña y micro) para canalizar flujos de inversión (nacional y extranjera) para aumentar la producción, creación permanente de la cantidad y calidad de los puestos de trabajo.

Tenemos que crear más unidades productivas, empresas o trabajos por cuenta propia preferiblemente en el sector formal y, al mismo tiempo, hacer factible el tránsito desde los sectores informales y tradicionales hacia una modernización efectiva de la economía.