Columnistas

Mentiras sobre el arte

Creo que este es un buen momento para hablar sobre las mentiras que se dicen en relación con el mundo del arte. Primeramente, quisiera darle su lugar: el arte (y estas no son palabras poéticas) sirve para cuidar, pensar, cuestionar, estructurar el ser simbólico que somos, así que es mucho más importante de lo que creemos, probablemente sin el arte, el mundo podría llegar a ser un lugar insoportable. Y en general, diría que nos ayuda a ser mejores personas, pero no porque sí, solamente si la sabemos apreciar de verdad.

La primera mentira es quizás esa, creer que el consumo de arte de por sí nos hace mejores personas, ni siquiera personas más cultas, ser culto es más complejo que simplemente saber. Sé de personas que consumen arte y no son las más nobles, en cambio son petulantes y hablan con palabras llenas de soberbia.

No es que el arte exista para eso, de ninguna manera, sería atentar contra su esencia, pero es un efecto del impacto que tiene en el ser humano. También es cierto que no todo lo que es arte debe ser trascendental, a veces solamente nos ayuda a pasar una aburrida tarde de domingo. Así que ni tan sublime ni tan banal.

De la música se dice, por ejemplo, que actualmente sólo se hace y consume la misma música. Creo que decir eso es simplemente escuchar lo que nos ponen a disposición y no buscar. Lo mismo sucede con el cine. He escuchado decir que hay una crisis creativa en el cine, pero año con año hay películas que dan unos buenos tortazos en la cara a aquellos que creían haberlo visto todo. Tampoco hay que menospreciar el gusto de los demás, que es otra cosa que suele suceder.

El arte implica una búsqueda, porque lo que es más popular es lo más genérico, lo que le puede calzar a cualquiera (incluyéndonos), pero hay piezas que calzan mejor con nosotros, que hay que salir a buscar porque no son tan visibles.

Hablar de apoyo es siempre complicado, hay una expresión que quizá sea cierta, pero si se la toma con pinzas puede esconder un defecto: “Es que en este país no se apoya el arte”. Esta oración la he escuchado de personas que en efecto, no apoyan el arte. Deberían decir más bien: “Es que yo no apoyo el arte”, y debo aclarar que apoyar puede implicar consumir, promover, comentar, etcétera.

Y por último quisiera decir que hacer arte no es para un grupo de elegidos, porque la creación no es un proceso que provenga de lo que se conoce como talento e inspiración. El arte viene del trabajo constante, de iniciar un proyecto a pesar de que las ganas digan lo contrario, de formarse para poder planificarlo y de ejecutarlo y corregirlo con esmero. En todo caso que sea como dijo Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.

Así que, si tiene usted, amable lector, algún interés en apoyar, consumir o crear arte próximamente, sepa que no lo hará ni más culto ni más inteligente ni mejor persona sólo porque sí, para eso debe pensar y repensar la obra y la condición humana expresada en ella. Sepa que el arte es a veces sublime y profunda; y a veces un producto de mercado, y otras tantas las dos cosas a la vez, sepa que el arte es cuestión de gustos, que implica también un proceso de exploración o búsqueda, que el apoyo es siempre en primera persona y que crearla requiere de mucho esfuerzo.