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Los efectos nocivos de la marihuana

“Comencé a fumar marihuana a diario, me pasaba el día durmiendo, me levantaba para fumar, salía un rato y volvía a dormir, poco a poco fui perdiéndome cada vez más en este ritmo de vida”; “llegué a un punto de anulación personal tan grande que mentía a mis propias amigas, mi estado permanente era estar drogada, ya no había momentos de ser yo de verdad”.

Evidentemente este no es un relato de alguien que usa esta “droga blanda” con fines terapéuticos o medicinales. Cuando se menciona que Honduras podría ser un lugar de producción no podemos obviar los problemas sociales que ocasiona, especialmente con los adolescentes.

Si bien es cierto que existen algunos usos terapéuticos que recomendarían cultivar y usar esta “droga blanda”, sin embargo, son más las interrogantes que las respuestas encontradas en los lugares donde está legalizado su uso.

No se puede negar que existen alternativas comprobadas y menos controversiales para tratar algunos malestares como dolor crónico o algunos tipos de esclerosis múltiple. Son débiles o muy débiles los indicios en los demás casos en que se emplea el cannabis: espasmos e insomnio en pacientes de esclerosis múltiple; náuseas y falta de apetito a causa del sida; dolor y náuseas en enfermos de cáncer; epilepsia, ansiedad y depresión.

Estos son los comentarios recientes de una serie de estudios médicos que la revista The Lancet menciona. Las conclusiones son claras: las investigaciones sobre la efectividad terapéutica del cannabis son escasas. Esto es así porque ni los productores ni las autoridades tienen obligación de recopilar información. En los estados norteamericanos donde se probaron tratamientos con cannabis se hizo sin suficiente base científica. Muchos médicos se resisten a recetar por eso mismo y por temor a incurrir en responsabilidades en caso de efectos adversos.

Todo lo anterior manifiesta que el cannabis no es inofensivo, aunque tristemente las encuestas dicen que los jóvenes ven como más perjudiciales el alcohol o el tabaco. La verdad es que las investigaciones realizadas hasta ahora han detectado, en los consumidores diarios, un riesgo alto de dependencia (en torno al 41%) y de psicosis o esquizofrenia.

Los consumidores ocasionales se exponen a un riesgo pequeño o moderado de ambas cosas. Los fumadores de marihuana, habituales o no, presentan un riesgo importante de contraer bronquitis. También existen evidencias de que los efectos son más acusados en adolescentes, que tienen mayor riesgo de esquizofrenia, trastornos cognitivos o ideas suicidas.

Los estudios mencionan que el uso de la marihuana, ya sea de forma medicinal o recreativa, favorece a que se consuman drogas más fuertes. También es verdad que en los lugares donde se aprueba el uso terapéutico luego suele pasarse al “uso recreativo”. Producir marihuana, aunque sea para exportación, hace que esté más disponible y hace más difícil su control. Como siempre, los más afectados en estos casos son los más vulnerables como los niños y los adolescentes.

Legalizar la producción, lejos de ser un aporte positivo para la salud pública, hace que se presenten más interrogantes que respuestas. De igual manera que su consumo provoca una evasión de la realidad, la propuesta de producirla en Honduras es una distracción innecesaria. En todo caso, la propuesta debería ir en la dirección contraria: brindar alternativas a los jóvenes para no caer en el uso o abuso de las drogas.