Columnistas

La expulsión de Rolando Barahona

La cúpula del Partido Nacional asegura que desea una transformación profunda para evitar los errores del pasado, pero eso es del diente al labio.

Aunque las circunstancias actuales exigen una revolución (espero que nadie se inquiete por la palabra) a mil por hora, los principales dirigentes de la estrella solitaria continúan en “delay”.

Así no se puede. Uno esperaría que la derrota de noviembre del año pasado les hubiera ayudado a reflexionar, a bajarse de la nube, a ser un poco más humildes y sensatos, y no, no es así. Siguen igual de arrogantes y desconectados de la realidad.

No aceptan la crítica, por pequeña que sea. “Aprendimos del pasado”, sostienen. Mentira. “Pedimos perdón”, agregan. También es mentira.

No soportan escuchar voces opositoras dentro de su partido. La expulsión de Rolando Barahona, diputado por Comayagua, demuestra la intolerancia de los líderes nacionalistas. No se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa.

Barahona y su movimiento Lo Nuevo han puesto a temblar a aquellos que tienen el poder en el PN. Por eso lo expulsaron. Por hablar alto y fuerte. Por exigir cambios profundos en el Partido Nacional; y no simples acciones cosméticas, como pintarse los labios o limarse los juanetes.

En ese sentido, la expulsión del joven diputado manda un pésimo mensaje y demuestra que aún rige la falta de sentido común. No aprenden las lecciones y parece que ya se olvidaron que el desprestigio azul era tan grande que ni un candidato carismático y popular como “Tito” Asfura pudo salvar el barco de los vientos huracanados de doña Xiomara. Libre hizo volar en mil pedazos las pretensiones nacionalistas de ganar un cuarto período; pero ni siquiera esa humillación ha podido lograr que la cúpula azul inicie con cambios verdaderos.

Más dirigentes como Rolando Barahona es precisamente lo que el Partido Nacional necesita con urgencia. No para ganar las próximas elecciones, como algunos pretenden, sino para comenzar la difícil tarea de reconstrucción, de sanar heridas, de poner al frente a gente de bien.¿Cambiarán de opinión? Lo dudo. Creo que seguirán en “delay”.