Columnistas

La bicicleta

En estos momentos de miedo e incertidumbre, reflexionar se vuelve un estimulante activo para replantear cambios, de cómo pensamos y la opinión que tenemos de la vida.

Reflexionar sobre lo poderosos que somos cuando descubrimos que de verdad tenemos el poder, no de cambiar, sino de transformarnos. El cambio se basa en lo que nos pasó, en querer ser mejores de lo que éramos antes, pero la transformación es algo que creamos, el nuevo yo es redefinirnos sin ver atrás, haciendo las elecciones correctas moldeando el curso de nuestras vidas hoy. El poder no de escuchar sino de captar qué estamos escuchando, incluso, a la voz que constantemente nos habla, la que nos hace dar significados a algo que ocurrió y fue real, pero que le agregamos historias para excusarnos, justificarnos y autochantajearnos. Estar vivo hoy y expresar amor, dejar de tener miedo a tomar decisiones, ser auténtico al bajar de las graderías para ubicarnos en la cancha es pasar a la acción y usamos nuestro poder de elegir, de darnos la opción de vivir felices desapegándonos de eventos pasados que nos atrasan porque escuchamos y atendemos a quienes nos mantienen en ese pasado. La muerte nos enseña que hay pequeños detalles que descuidamos cuando estamos vivos, cuando estamos cerca de quien aún vive. La vida se vuelve más triste cuando perdemos seres queridos, se sufre mucho al inicio, pero se sufre más como pequeños morteros de artillería en la carne, que queman, hieren e inundan de miedo, cuando vienen los recuerdos y no podemos dar el abrazo que debimos dar, o la lágrima que secar.

Hace unos meses una buena amiga me invitó a un foro internacional, al que asistí, ahí la facilitadora hizo referencia al balance de la vida con una analogía de la bicicleta. ¿Acaso existe un libro que enseñe cómo andar en bicicleta?, nos preguntó. La experiencia de andar en la bicicleta es como la vida misma, se sabe andar en ella cuando se adquiere el balance. Se inicia con rueditas en la llanta de atrás, luego se las quitamos y descubrimos el balance. Ese balance queda para toda la vida. Lo descubrimos en la cancha, en la acción, haciéndolo