Columnistas

Hondureños todos

Este bien podría ser un tema exclusivo de un diario deportivo y específicamente de una sección relacionada a la Selección Nacional de Honduras, la de fútbol, la que se nos viene a la cabeza por antonomasia; pero creo que en Honduras este deporte es un termómetro, además de curioso, bastante fiel de algunas realidades sociales.

Siempre que hay la ausencia de un excelente futbolista en una posición importante o bien hay un futbolista extranjero que se muestra superior a los nacidos en Honduras, la prensa deportiva lanza la pregunta si es necesario convocarlo para que represente al país.

El caso más reciente es el del portero del Motagua, Jonathan Rougier. Este excelente futbolista nacido en Argentina, que es tan hondureño como yo que nací en Tegucigalpa, podría tener un espacio, porque el resto de los porteros al parecer no terminan de convencer, y el que venía siendo titular está suspendido para un único partido que es clave si se quiere clasificar a la Copa América, el segundo torneo más importante que puede aspirar a jugar este futbolero pero atrasado país.

Una vez superados los criterios futbolísticos, de los que puedo aportar muy poco, me decepciona que en el ruedo deportivo este sea un motivo de discusión. Si es mejor o es mejor opción que el resto de elegibles, en determinado momento, no debería haber ni el menor comentario al respecto, debería convocarse y ya. Creo que poner en duda si debería o no es solo muestra de lo mucho que nos falta para comprender cómo funciona el mundo moderno.

Atrás debieron quedar esos nacionalismos y puritanismos retrógrados que nada le aportaron a la humanidad. El Estado de Honduras es libre y democrático, y existe con el fin de que todos los que somos cobijados por su territorio, soberanías y formas de gobierno podamos desarrollarnos plenamente como seres humanos sin ningún tipo de limitantes o restricciones. Y todas o casi todas las constituciones están hechas para eso: para administrar a las naciones, no para que las unas tengan conductas xenófobas contra las otras.

Es que no hay necesidad de revisar casos anteriores o ver si los países que son potencia en este deporte o en otros lo han hecho, ni de filosofar tanto al respecto. Si un hondureño (sin adjetivos) cumple con lo necesario para representar dignamente a nuestro país, que lo haga.

Una discusión relacionada se dio cuando Francia ganó la Copa del Mundo de 2018, se decía que había ganado África, solamente por el color de piel de la mayoría de los futbolistas; es cierto que muchos de ellos tenían padres de países africanos, pero la gran mayoría había nacido en Francia, y más allá de eso, aunque hubieran sido nacionalizados, si en su libertad decidieron representar al país que les dio una oportunidad no debería haber ningún juicio de ningún tipo para estos deportistas.

Recordemos que Honduras tiene fuertes lazos con países hermanos, tenemos una enorme comunidad migrante en Estados Unidos y España, nuestra economía sobrevive con muchísima inversión extranjera y envío de remesas, los más afortunados presumen los viajes y los regalitos traídos del extranjero, hasta se intenta hablar como extranjero, como para que nos vengan a decir que es un problema que un hondureño nacido en otro país represente a Honduras. ¡Por Dios! Son palabras llenas de una triste y amarga hipocresía.