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Habilidades para la felicidad

Siempre he tenido la sensación de que si se ha crecido en Tegucigalpa lo más probable es que no se hayan desarrollado tres habilidades: andar en bicicleta, nadar y jugar fútbol. Y me perdonarán todos los que saben hacerlo, pero ya verán que pretendo llegar más allá que la simple recriminación o la mera anécdota.

Tegucigalpa es ciertamente una ciudad hostil para aprender a andar una bicicleta, primero por su extraña topografía, en la que parece que todo camino va en bajada o en subida. Tampoco se identifican con facilidad espacios en los que los niños aprendan y posteriormente anden de manera segura, y con el exceso de automotores en la ciudad, cada vez se vuelve más difícil que los papás permitan que un niño o adolescente ande en una indefensa bicicleta (en comparación con la fuerza y la velocidad que tiene un automotor). Hay otros factores como el precio de las bicicletas que inciden en el hecho del que hablo hoy.

Lo mismo pasa con la natación, se trata de una actividad que requiere, por supuesto, de una piscina. Las personas que son de las afueras de la ciudad aprenden en los ríos o hasta en lagunas, pero en la ciudad usualmente hay que pagar por aprender. Aquí, incluso lo difícil y caro que se ha convertido moverse de manera segura en la ciudad es un impedimento.

El fútbol creo que sí es distinto, hay más espacios donde jugar, pero en los últimos años se cambió la calle por las canchas, y eso ya genera una barrera económica para muchos niños y niñas. De todas maneras, para lo popular que es el fútbol creo que no hay tantos espacios, al menos no los suficientes con el grado de adecuación que deberían.Está bien, supongamos que con el fútbol la situación no es tan dramática, pero sí lo es la de los demás deportes. ¡No hay donde practicarlos!

Ahora vamos a las consecuencias. Las tres habilidades de las que hablo hoy son excelentes para mantener una buena condición física o, si es el caso, mejorarla. No olvidemos que las estadísticas en Honduras de obesidad, diabetes y otras enfermedades derivadas de un estilo de vida sedentario son una bofetada a toda esperanza que se tenga en el país, porque un país enfermizo no puede desarrollarse.

También son actividades recreativas, es decir, que nos ayudan a mantener una mejor salud mental, ya sea porque nos relajan, porque vivimos más plenos de salud o porque funcionan como canalizadores de energía. Creo que es de conocimiento general que en Honduras vivimos en condiciones muy violentas y ante tal hostilidad del ambiente, la recreación podría ser una gran respuesta.

Y por último, creo que el hecho de que estas actividades se popularicen puede provocar que tengamos más personas que se puedan dedicar profesionalmente a ello. O que por lo menos se genere una cultura del ciclismo, la natación, el fútbol (bien jugado) u otros deportes en el país. Creo que sacaría a muchas personas de los vicios, que, por cierto, va más allá del alcohol y las drogas.

Se puede decir que el solo desarrollo de estas actividades nos puede hacer personas más felices. Es que a veces las transformaciones radican en elementos tan sencillos como asegurarse que los ciudadanos de un país sepan nadar, andar en bicicleta y jugar fútbol. Aunque no la desarrolle en este breve comentario, también podemos decir que bailar.

Así que si usted tiene la posibilidad de generar un espacio para estas actividades de esparcimiento o ayudar a alguien a que las practique, hágalo, probablemente esté cambiando más de una vida.