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El laberinto de doña Xiomara

Cuenta la mitología griega que Minos, rey de Creta, ordenó la construcción de un laberinto para encerrar a un monstruo con cuerpo humano y cabeza de toro que se alimentaba de seres humanos y que se le conocía como el Minotauro. El laberinto era prácticamente impenetrable y no fue sino hasta que un joven príncipe de Atenas llamado Teseo, empleando el pensamiento lógico y ejerciendo funciones ejecutivas con una habilidad extraordinaria para visualizar espacios y descifrar las salidas y entradas correctas, que pudo penetrar en el corazón del laberinto y matar al feroz medio hombre y media bestia.

No existen muchos laberintos modernos en el mundo. En Flores, Comayagua, en un extraordinario intento por replicar la leyenda, se construyó recientemente un laberinto para turistas. Se dice que un atrevido visitante fue presa de la ansiedad, perdiéndose en medio del conjunto de árboles al punto que en su desesperación por salir rompió lo que mucho había costado construir. Doña Xiomara se encuentra, a un año de ejercicio presidencial, en un laberinto similar, en el cual los monstruos de la pobreza, la miseria y el subdesarrollo están en su centro, donde es sumamente difícil penetrar para eliminarlo porque diariamente destroza miles de familias hondureñas.

Muchas voces, llenas de buena voluntad, aconsejan a la gobernante que para enfrentar a su Minotauro es necesario refundar y reemplazar piezas de su propio equipo de apoyo, por profesionales, que independientemente de afiliación o simpatía política, están capacitados, calificados y experimentados y que con inteligencia, visión panorámica y mística patriótica, le ayuden a cortarle la cabeza al monstruo.El equipo que tiene ya se probó inefectivo.

Demasiados voceros oficiosos, impregnados de un sectarismo y ceguera política inexplicable e inaceptable para estas alturas del siglo veintiuno, se lanzan por los medios de comunicación enarbolando banderas de modelos político económicos extranjeros totalmente desfasados e impropios para resolver problemas catrachos.

Estos voceros confunden y atemorizan a la población hondureña, desvirtuando imprudentemente los esfuerzos que la mandataria hace a diario para generar un ambiente de confianza doméstica y externa, propicia para atraer esa tan anhelada inversión extranjera que nos ayudará a disminuir el desempleo y la emigración. Estos personajes, colgados como oscuros murciélagos de las ramas de un árbol ideológico ya seco e inservible, son los mayores enemigos de esos esfuerzos presidenciales.

En Honduras, desde hace muchos años, se ha venido enfatizando sobre la necesidad de recurrir a un gran diálogo nacional, honesto, transparente, catracho, que logre la conciliación de las cúpulas políticas (porque el pueblo pueblo jamás ha estado en pugna) para encontrar una vía que conduzca al levantamiento de la nación en todos los campos.

Es inaceptable, vergonzoso y motivo de imponer responsabilidades el que Honduras aparezca en los últimos lugares del desarrollo humano mundial. Los culpables de ello tienen nombre y apellido.Ojalá el cielo le otorgue la valentía para deshacerse de aquella broza que no le sirve para pavimentar el camino del éxito.