Columnistas

Después del juicio, ¿qué debemos hacer?

Oficialmente somos un Estado que tiene un expresidente recluido y vencido en juicio en Estados Unidos por delitos relacionados al tráfico de drogas y armas; una persona que fue presidente de dos poderes del Estado en los últimos años. Aunado a ello, han sido mencionados en estos juicios otros expresidentes, diputados y empresarios, lo que refleja es que hemos tenido, tenemos y vamos a continuar teniendo un Estado fallido en Honduras si no hacemos algo al respecto.

Este juicio, más allá de demostrar la relación de la función pública con narcotráfico, también refleja la ausencia del Estado de derecho en este país, una institucionalidad debilitada y utilizada para concentrar y usar el poder para beneficios particulares y no colectivos, por eso existe una sed de justicia bastante marcada, sin importar de qué Estado venga, pero que se haga justicia.

Pero este juicio debe mandar un mensaje claro al Ministerio Público, a la Unidad de Política Limpia, al Tribunal Superior de Cuentas y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros, para dar seguimiento a todas las personas mencionadas, estamos claros que para los Estados Unidos JOH conspiró para el tráfico de drogas y armas, no obstante, este no es un trabajo que puede realizar una persona de manera unilateral, son estructuras que operan desde el más bajo al más alto nivel, por ello, debe haber una investigación integral a todos los mencionados. Asimismo, debemos ir avanzando en la independencia y autonomía de los operadores de justicia, que es algo que se ha mencionado de manera reiterada con los procesos de elección.

Urgen personas comprometidas, con conocimientos y capacidades técnicas que vayan a responder a las exigencias apremiantes de estas entidades y no a los intereses particulares de políticos que únicamente buscan sostener su modus vivendi acaparando la institucionalidad para fines personales.

Este juicio es para aprender que el poder es de nosotros, del pueblo, del soberano, no de los políticos; los políticos son empleados nuestros que están para satisfacer nuestras demandas sociales y colectivas, cuando dejamos que un político haga lo que quiera sucede precisamente lo que estamos viviendo: ambición desmedida y una desconexión del funcionario con el pueblo.

Necesitamos personas comprometidas y capacitadas que no tengan vínculos con corrupción y narcotráfico.