Conclusiones sobre un cónclave

‘Hoy, para creer en la justicia social y en la paz, es necesario ser un místico’. Quizá, solo quizá, es lo que nos falta”.

  • 27 de mayo de 2025 a las 00:00

Cuando era seminarista de los salesianos de Don Bosco, en el Curso Introductorio, una de las primeras clases que cursaba de mi profesorado en Filosofía, Lorenzo (de los mejores maestros que he tenido en mi vida) nos asignó una lectura que se titula “El oso y la monja”, texto del que alguna vez hablé en este espacio y que recientemente vino a mi memoria gracias al cónclave del que saldría electo el papa León XIV.

El texto cuyo autor es el fraile dominico Timothy Radcliffe es una carta sobre el sentido de la vida religiosa hoy. En la carta se plantean dos imágenes, la de un oso feroz de un cartel publicitario de Roma que representa el mercado, la competencia, la victoria de los poderosos y el mundo que se impone furioso y la de una monja que, en un convento en Venezuela, celebra la Pascua en medio de la oscuridad de la noche, entonando un canto de amor por el resucitado, contemplando el misterio, viviendo una historia distinta a la del oso.

La prensa, con todo su ruido, con su evidente incomprensión de lo que estaba ocurriendo y, por lo tanto, lo que estaba cubriendo, me recordó a ese oso. Un oso feroz que lo único que necesitaba era audiencia, clics para hacer crecer las métricas y encontrar las palabras clave para que el posicionamiento en las búsquedas sea el óptimo. No es otra cosa más que una lógica de mercado.

Se habló de la elección del nuevo papa con más ánimo hollywoodense que con sentido espiritual. Las listas brotaron por todos lados y a mí me dio la sensación de que no se hizo más que fijarse en los cardenales que tenían puestos “importantes” dentro del Vaticano.

Se me ocurre que todo el falso debate que se armó entre candidatos “conservadores” y “progresistas” debió ser por la influencia de la película nominada al Oscar que se proyectó en las salas de cine a inicios de este año, olvidando posiblemente que una película es exactamente eso: una película (por cierto, como película es una magnífica obra).

También es posible que estemos demasiado acostumbrados a ver conductas que delatan ambición de poder y comportamientos que son más bien bajos como el ataque, el insulto o la mentira. Pero creo que la Iglesia respondió como esa monja de la que habla el texto, con un sentido contemplativo y cuya acción no tenía otro sentido más que el espiritual.

Escuché decir a más de una persona que ya quisiéremos que las elecciones en los países se desarrollaran con esa calma y con ese sentido de serenidad y de confianza de que la elección será la correcta, más allá de la persona que sea elegida. Con la salvedad, por supuesto, de que no son comparables los sistemas de elección de la mayoría de los países con el que tiene la Santa Sede. Me refiero, entonces, a la actitud de todos los actores de este evento que recientemente embargó la atención del mundo.

Y una vez elegido el nuevo papa comenzó también la carrera por encasillarlo en una postura política. Comprendo que la Doctrina Social de la Iglesia es usualmente conocida nada más en el ámbito católico, pero cuando se habla de justicia social se habla de eso, de Doctrina Social de la Iglesia.

Por último quisiera citar textualmente un fragmento que se recoge en “El oso y la monja”, Radcliffe toma las palabras del dominico brasileño Frey Betto: “Hoy, para creer en la justicia social y en la paz, es necesario ser un místico”. Quizá, solo quizá, es lo que nos falta.

Josué R. Álvarez
Josué R. Álvarez
Escritor y docente

Autor de “Guillermo, el niño que hablaba con el mar”, “Instrucciones para un taxidermista” y “De la estirpe del cacao”. Ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, el Concurso de Cuentos Cortos Inéditos “Rafael Heliodoro Valle” y el Premio Nacional de Poesía Los Confines.

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