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Causas de la fuga de capitales

La fuga de capitales en la literatura especializada suele asociarse con las siguientes causas no económicas: a) Ubicación geográfica en regiones o países de alto riesgo; b) Situación política problemática y con marcada incertidumbre; c) Falta de credibilidad y transparencia del gobierno y las instituciones del país; d) Marcada inseguridad pública y predominio de la violencia contra los ciudadanos; e) Elevado grado de corrupción; y, f) Irrespeto de la propiedad privada y notable inseguridad jurídica. De esos seis factores por lo menos cinco están presentes en mayor o menor grado en nuestro país, por lo cual no debe extrañarnos que tanto personas jurídicas como naturales estén dispuestas a trasladar sus activos líquidos y físicos a otros países, ocasionando una escasez de divisas y otro tipo de problemas socioeconómicos a nivel nacional.

La literatura especializada también indica que entre las causas económicas y financieras que provocan las fugas de capitales están: a) Tasas de interés negativas en términos reales; b) Elevada apreciación del tipo de cambio real; c) Ahorro interno elevado y liquidez bancaria excesiva; d) Incremento de la inversión en el sector industrial de bienes comerciados hacia el exterior; e) Elevado crecimiento de las exportaciones y de las divisas generadas por las mismas; f) Un bajo nivel de déficit en cuenta corriente de la Balanza de Pagos; g) Baja dependencia de la afluencia de capitales a corto plazo; h) Significativos riesgos cambiarios; i) Elevada inflación en los países industriales o entre los socios comerciales; y, j) La introducción de control de capitales, elevación de impuestos y medidas de represión financiera.

De esos diez factores los cinco negativos están presentes en la economía nacional (a, b, c, i, j), tres positivos están ausentes (e, f, g) y dos son tipo incierto (d, h). De esta forma, existen ocho factores negativos y positivos que están impulsando una fuga de capitales en nuestro país, mientras que apenas dos son de orden dudoso.

En las cifras de la Balanza de Pagos correspondiente al Sexto Manual Internacional publicado en la página web del Banco Central de Honduras (BCH), no es fácil identificar qué cantidades se vinculan con una fuga de capitales. Así, por ejemplo, en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, específicamente en el renglón de “Renta de la inversión” se muestra que en el 2022 se registró una cantidad negativa de US$ -2,126.0 millones, a la vez que en los dos primeros trimestres del 2023 la cifra ascendió a US$ -1,148.6 millones.

Con todo, es bastante dudoso que estos valores negativos correspondan a una fuga de capital, por lo cual no se puede ser contundente al respecto.

De igual manera, en la Cuenta Financiera de la Balanza de Pagos se registró un saldo neto negativo el 2022 de US$ -1,402.2 millones, sin embargo en los dos primeros trimestres del 2023 el valor fue positivo y se ubicó en US$ 415.5 millones. En estos resultados ha influido mucho el rubro de “Inversión Directa”, la cual en el 2022 ascendió a US$759.0 millones, mientras en los dos primeros trimestres de 2023 alcanzó US$590.4 millones.

Las cifras anteriores tampoco se pueden ligar a una fuga de capitales, por lo cual me aventuro a suponer que del monto de US$ -935.1 millones de Reservas Internacionales Netas (RIN) que se perdieron el 2023, por lo menos un 40.0% equivalente a US$375.0 millones, constituyen una fuga de capitales atribuible tanto a las empresas que cerraron como a las personas naturales y jurídicas que movidas por la incertidumbre prevaleciente en el país, sacaron sus capitales a mercados financieros externos.