Columnistas

A diez años de la V Conferencia Episcopal

La V Conferencia inaugurada por el papa Benedicto XVI se celebró del 13 al 31 de mayo de 2007 en el Santuario de Aparecida, Brasil.

El tema elegido como guía para las reflexiones de dicha Conferencia fue: “Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida” (Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6).

La Conferencia tuvo una duración de 20 días y aglutinó a 265 personas entre ellas, cardenales, arzobispos y obispos, presbíteros, religioso(as), movimientos eclesiales, laicos, peritos y observadores de otras confesiones.

La I Conferencia se celebró en el año de 1955, en Río de Janeiro, Brasil, convocada por el papa Pío XII. Como fruto de este primer encuentro se creó el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), que reúne al Episcopado latinoamericano.

Posterior a esto, el Celam ha organizado cuatro Conferencias Generales:

• II Conferencia Medellín (1968), inaugurada por S. S. Pablo VI.

• III Conferencia Puebla (1979), inaugurada por S. S. Juan Pablo II.

• IV Conferencia Santo Domingo (1992), también inaugurada por S. S. Juan Pablo II.

• V Conferencia Aparecida, Brasil (2007), inaugurada por S. S. Benedicto XVI.

Las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano son reuniones de los obispos en las cuales los pastores analizan la vida de la Iglesia en sus territorios, descubren aspectos positivos y negativos, identifican problemas comunes y deliberan de común acuerdo sobre las soluciones y líneas de acción pastoral.

La V Conferencia tuvo su fundamento en el hecho de que durante las últimas décadas del siglo XX la Iglesia en América Latina afrontaba enormes desafíos: la globalización, el secularismo, la pobreza creciente y el deterioro ecológico, sobre todo en las grandes ciudades, así como la violencia y el narcotráfico, lo cual generó una serie de drásticas transformaciones sociales, económicas, políticas, en donde la Iglesia Católica estaba inmersa en esta coyuntura.

Esta situación, a criterio de los obispos latinoamericanos, justificaba hacer una reflexión colegial en una Conferencia General para cualificar los desafíos, los retos y los problemas comunes y nuevos que enfrentaba la Iglesia Católica y a la vez, consensuar las líneas pastorales centrales que orientarían y guiarían el quehacer de la Iglesia de América Latina y el Caribe, durante los primeros años del tercer milenio (siglo XXI).

Una de las peculiaridades de este acontecimiento eclesial es que no terminó solo con la publicación del documento conclusivo, sino que se prolonga en una “Misión Continental”.

Después de concluida la V Conferencia se dio inicio a la aplicación de las conclusiones dándosele un impulso definitivo a la realización de la “Misión Continental”, en cuya tarea el Celam ha sido uno de los bastiones que ha guiado y acompañado su caminar durante los últimos diez años.

La Misión Continental se planteó como una forma concreta de llevar a la práctica la propuesta de una Nueva Evangelización.

Fue una invitación fuerte a las conferencias episcopales nacionales y a las diócesis de América Latina y el Caribe, a poner en práctica las conclusiones de Aparecida, y con urgencia, pues las situaciones sociales, culturales y religiosas lo exigían.

Es evidente que la Nueva Evangelización constituye hoy en día un reto tal para la Iglesia Católica que ha llevado a que los últimos tres pontífices (Juan Pablo II; Benedicto XVI y Francisco) dediquen muchas fuerzas para que sea una realidad.

La Nueva Evangelización en el siglo XXI requiere no una nueva Iglesia, pero sí una “nueva forma de ser Iglesia”, de actuar “como Iglesia”, de relacionarnos con toda la realidad como “Iglesia”.

La nueva evangelización requiere “leer y descifrar los nuevos escenarios” que han surgido en las últimas décadas. En tales escenarios debe ser anunciado el evangelio y ofrecida la experiencia de ser Iglesia.

06. La Recepción de Aparecida: bajo la égida del Celam se han realizado reuniones regionales de responsables nacionales de la Misión Continental con los países del cono sur, países bolivarianos, Centroaméricwa, México y Caribe, con el propósito de hacer un seguimiento al camino recorrido por las Conferencias Episcopales y las Diócesis, en la puesta en marcha y realización de la Misión Continental permanente.