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ay asuntos importantes que con algo de atención se evitaría el que derivaran en catástrofes. El desafío a cada ser humano está planteado, es ya crónico y un grave problema social: la falta de protección al medio ambiente y de la garantía de su sostenibilidad. La seguridad de que futuras generaciones respiren aire puro y convivan con diversidad en la flora y en la fauna comienza a vislumbrarse como quimera. Que todos los seres vivos conozcan las bondades de la naturaleza en su plenitud, no debería proyectarse como algo inalcanzable en lo que la extinción tenga la mayor carta de posibilidad. Lo que cada individuo haga, incide para bien o para mal en el futuro ecológico de nuestro entorno, sea el mundo o el sector donde habitamos. El gasto innecesario de agua o electricidad, como el evitar bajar el interruptor de la luz cuando no es necesario, inciden en detrimento del medio ambiente que compartimos. Por insignificantes que puedan parecer nuestras acciones, sí suman, sea para mejorar o tristemente para deteriorar el medio ambiente. Cada botella plástica puede servir según sea reservada, tirada o reutilizada, para regar por goteo un arbolito al inicio o al final del día cuando el sol no consuma el contenido. Diferente empleo que se le puede dar al plástico, vías que pueden convertirnos en agresores o en protectores del medio ambiente, según se tome la decisión personal. Políticas y estrategias ecológicas no son competencia solo del gobierno y de las empresas en el marco de su responsabilidad social empresarial. Es responsabilidad de cada habitante sin tener que elevar la vista, con mirar cerca habría diferencia. Y un parámetro alcanzable sería el asumir un compromiso personal con la protección del medio ambiente. ¿Qué haremos para revertir el deterioro ambiental cada uno de nosotros? ¿Qué motivaremos a hacer en nuestro núcleo familiar? ¿Cómo lograremos que los grupos de los que somos integrantes se concienticen para convertirse en protectores del medio ambiente y por tanto de la humanidad?

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