Columnistas

Aunque no todos tienen algo que comer, siempre todos tienen algo de qué hablar. Noticias de exhibición y periodismo de trinchera son manjar para bulímicos que gustan del morbo y terminan lamiéndose los dedos con las redes sociales, memes y alegorías jocosas y hasta horrorosas que los entretiene, aunque eso no les da de comer.

Casi como una forma de vida, diariamente y por millones hay expresiones de interés en conocer las noticias, no como son, sino como quieren verse en su expresión más ridícula y cruel.

La sociedad del chambre, que ya es cultura, agarra también aquellos que tienen historia de educación, conocimientos, valores y principios, pero le dicen adiós a la educación no importa el nivel alcanzado, y predomina la cultura de la sociedad del chisme que se vuelve plaga.

Todos quieren comunicarse, sentirse parte de la sociedad, reconocidos y aceptados llenando su necesidad afectiva con un “like” en su opinión o desahogo, aunque la información compartida sea falsa, tergiversada, burlesca y hasta grotesca, ese es el pan de cada día del hondureño.

Las noticias son hechos que se cuentan como tales y generan opinión, pero los temas sobre las noticias son juicios tratados con un propósito de dividir la sociedad en blanco y negro.

Los temas que nos deben ocupar son los que generan desarrollo y crecimiento, son esas las noticias de las que hay que hablar y todos debamos tener presente como cuando comemos en la mesa servida y todos piden el salero.

El salero, que tan deseado puede ser entre todos los que integran la mesa volviéndose relevante no importa el plato que cada quien tiene servido, se puede comparar como el tema tan deseado que toda sociedad debe volver importante para salir de la triste vida del que sólo habla y nada hace para prosperar.

Que el salero sea ejemplo de lo que interesa en una mesa, como una buena conversación o tratar un tema de bien común, justicia y libertad, y no que los hombres sean la sal de su misma sociedad, o insípidos como indiferentes para que se les pisotee. “Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee”, Mateo 5:13-16, La Biblia.