Políticamente hablando, en Honduras ya existe oficialmente un tripartidismo, y dependerá mucho del gobierno de 2022-2026 el hacer una buena gestión para que los partidos tradicionales no vuelvan a retomar el poder en largo tiempo.
Muchos dicen que el partido de la estrella solitaria ya está enterrado, pero las raíces de un partido de muchos años son muchas y muy extensas, mientras que para el Partido Liberal, con que se busquen un candidato con una buena hoja de vida, suficiente; el camino de ellos está más limpio.
Yo no creo que ninguno de los dos partidos más antiguos se quede de brazos cruzados al verse derrotados por primera vez, cuando han gobernado por más de cien años; hasta cambiarle el nombre al partido pueden hacer, como ya lo hizo en un tiempo Carías Andino, y hasta el momento este es el país de la impunidad.
Dado fuera el caso en que la justicia se empezara a aplicar y por lo menos algunos de los que han robado a manos llenas sean condenados, es que a los militantes de estos partidos se les pueden quitar las ganas de querer volver a llegar al poder, o quizá ya sus ideas de querer ir a hacer y deshacer cambiarían.
En cuatro años se puede marcar una pauta importante, las ideologías están bien marcadas en muchos hondureños, y mientras este nuevo Gobierno no haga cambios significativos en el futuro, no pueden asegurar otra victoria. Este debe de ser el Gobierno que les enseñe a los hondureños que el hambre no tiene color político y que los beneficios serán para la mayoría; aquí ya existen muchas leyes, con que se cumplieran todo marcharía de manera muy distinta, claro está, hay algunas que se deben derogar.
Muchos dicen que el partido de la estrella solitaria ya está enterrado, pero las raíces de un partido de muchos años son muchas y muy extensas, mientras que para el Partido Liberal, con que se busquen un candidato con una buena hoja de vida, suficiente; el camino de ellos está más limpio.
Yo no creo que ninguno de los dos partidos más antiguos se quede de brazos cruzados al verse derrotados por primera vez, cuando han gobernado por más de cien años; hasta cambiarle el nombre al partido pueden hacer, como ya lo hizo en un tiempo Carías Andino, y hasta el momento este es el país de la impunidad.
Dado fuera el caso en que la justicia se empezara a aplicar y por lo menos algunos de los que han robado a manos llenas sean condenados, es que a los militantes de estos partidos se les pueden quitar las ganas de querer volver a llegar al poder, o quizá ya sus ideas de querer ir a hacer y deshacer cambiarían.
En cuatro años se puede marcar una pauta importante, las ideologías están bien marcadas en muchos hondureños, y mientras este nuevo Gobierno no haga cambios significativos en el futuro, no pueden asegurar otra victoria. Este debe de ser el Gobierno que les enseñe a los hondureños que el hambre no tiene color político y que los beneficios serán para la mayoría; aquí ya existen muchas leyes, con que se cumplieran todo marcharía de manera muy distinta, claro está, hay algunas que se deben derogar.
En fin, tantas cosas por hacer, pero los políticos han tergiversado un concepto tan loable y le han hecho creer al colectivo que la política es sucia y que todos son iguales, ojalá haya más ganas de gobernar por amor a los demás y no por amor al poder.