La sombra de un árbol de mamón sirve de espacio para las clases de 30 niños de prebásica, en la comunidad San Marcos Tamayo, del municipio de Langue.
Los pequeños junto con la maestra se mueven hacia diferentes puntos del solar donde reciben las cátedras para evitar los rayos del sol sobre sus cabezas.
Hace tres años imaginaron que los problemas para los niños no habían sido resueltas con la culminación del aula escolar, pero surgió un nuevo problema, luego que el contratista se negara a entregar el cubículo.
Y es que el trabajador que se encargó de ejecutar la obra decidió colocar un candado en la entrada del aula como medida de presión para que se le pagaran sus honorarios, sin embargo, han pasado ya tres períodos educativos y el aula continúa clausurada.
La deuda, de acuerdo con los vecinos y maestra, es de 77 mil lempiras, la cual aún no es asumida ni por la comuna ni el gobierno central.
“Yo quisiera recibir las clases en aquella aula y no bajo este árbol”, dijo Osiris Gómez, alumna, al señalar el cubículo que fue construido para atender a los estudiantes más pequeños de la comunidad.
De acuerdo con Delcy Arely Gonzáles, maestra, los niños al permanecer en un espacio abierto se distraen.
Otro de los obstáculos de mantenerlos en el patio es que el viento de forma permanente los envuelve con nubes de polvo y los niños permanecen con problemas respiratorios.
La matrícula es de 30 menores “pero hoy solo me llegaron 22 alumnos, ya que el resto fue excusado por estar enfermos de gripe y tos”, agregó la docente.
A causa de esta situación otros 15 niños, aunque están en edad de comenzar su formación académica, no fueron matriculados ya que sus padres se oponen a que sean atendidos a la intemperie.
El lugar donde los niños reciben el pan del saber es propiedad de Felícita Cortés, una de las vecinas de la comunidad.
Una de las madres, Secundina Gonzales, aprovechó la visita de los reporteros de la sección País Regional, para solicitar a las autoridades de Educación encargarse de atender el problema de inmediato.
También le pidió al alcalde Alirio Guevara que les ayude a cancelar la deuda al contratista para que puedan entregar el aula.
“El mayor problema surge en invierno, porque los alumnos no son enviados a clases porque los útiles se les mojan y no somos ricos para comprar a cada rato los cuadernos”, dijo Gonzales.
Deuda financiera
El contratista Maurico Gonzáles dijo que el no va a entregar el kínder hasta que se le cancele la deuda ya que es para pagar a los trabajadores que le ayudaron a construir el aula.
Según el entrevistado, posee un contrato firmado por el anterior alcalde Carlos Efrén Izaguirre por un monto de 65,000 lempiras. El contrato fue firmado el 7 de febrero de 2009, sin embargo, el actual alcalde Alirio Guevara se niega a pagar el contrato porque no tienen ningún documento en las actas municipales que haga constar este convenio.
La gobernadora de Valle, Luz Arely Valdez, tras conocer la situación, ha solicitado a las autoridades de la Corporación Municipal resolver el problema para beneficio de los menores.