Deportes

¿Por qué el béisbol es un deporte que se está muriendo en Honduras?

La falta de apoyo gubernamental y empresarial tienen penando a los de la pelota chica
02.02.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Considerado uno de los deportes más populares del mundo y catalogado como el rey de los deportes en Estados Unidos, con el paso de los años el béisbol se ha vuelto más popular y en países como México, Colombia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Australia y Taiwán, el deporte de los jonrones ya tiene liga profesional y materia prima importante que se exporta a las Grandes Ligas.

Pero si hoy preguntáramos en Honduras cuál es el deporte favorito de los aficionados, la respuesta lógica sería que el fútbol, aunque si esa misma pregunta se hubiese hecho a mediados del siglo pasado, el béisbol le hubiera disputado al balompié.

DE INTERÉS: Félix Sabio: ‘Mi compromiso es no abandonar el deporte’

Se presume que la pelota chica llegó a Honduras a principios del siglo 20, gracias a la presencia de estadounidenses que dirigían las compañías bananeras en la costa atlántica; el primer equipo formal que existió en el país fue de béisbol y no de fútbol: Nacional Olimpia, fundado en Tegucigalpa en 1912. Cinco años más tarde la misma organización creó un equipo de fútbol, el Olimpia.

Hasta los años setenta, el deporte del diamante se mantuvo en auge hasta que el fútbol comenzaría a dejar rezagado a los batazos, provocando que hoy el béisbol se practique, se mire y se juegue menos, a tal punto que legendarios estadios como Héctor “El Chochi” Sosa y el Parque de Pelota Lempira Reina actualmente se utilicen más para estacionamientos, conciertos y actividades sociales.

¿Por qué cambió todo?

“Es inimaginable que nuestro deporte bajara tanto. Mi padre me cuenta que antes se hacía colas desde el centro de salud Alonso Suazo para ingresar al Lempira Reina”, recuerda Jorge Varela, el coach del club Gigantes de la Liga Mayor Francisco Morazán.

Aproximadamente a la Federación Hondureña de Béisbol Aficionado (Fehba) se le dan 600 mil lempiras para costear los gastos de sus competencias: pagar el arbitraje y comprar las pelotas para el partido. “El dinero no ajusta”, sentenció Varela.

LEA TAMBIÉN: La Selección de Honduras... y ‘un juego para sufrir’ contra Estados Unidos

En medio de la crisis, Orioles se proclamó esta semana campeón por primera vez del Nacional de Béisbol Mayor tras un cuadrangular disputado en el diamante Celeo Arias Moncada de El Triunfo, Choluteca. “No hay apoyo del gobierno y la empresa privada apoya más al fútbol, entonces este es un deporte que sobrevive gracias a los padres de familia que nos gusta el deporte y hemos traído a nuestros hijos a que sean peloteros”, resume el sentimiento del corazón beisbolero catracho el directivo de Gigantes, Rolando Oliva.

Pero como parte de la desidia con la que se mira este deporte en Honduras, Rolando Oliva pone el dedo en la llaga y no se explica por qué el Chochi Sosa, un estadio que lleva el nombre de uno de los más grandes peloteros del país sea utilizado para conciertos. “Es lamentable saber que después de dichos eventos no dejen el campo en óptimas condiciones, la cancha queda dañada”, se quejó el dirigente.

En ese mismo sentido pidió la palabra el coach de Gigantes Jorge Varela: “El Lempira Reina, un estadio con mucha historia en el país, se usó como parqueo para una toma de posesión y eso está mal... le aseguro que si se jugara un torneo importante de béisbol en Tegucigalpa, no nos prestarían el Estadio Nacional como parqueo”.

Y siguió: “El otro día me fijé que en el campo del Lempira Reina hay como dos escuelas de fútbol para niños y yo paso casi todos los días por el Proyecto Gol, en donde hay como cuatro canchas, y me pregunto por qué no usan esas canchas esos niños”.

Al final el béisbol sigue vivo gracias al respaldo de entrenadores, padres de familia y directivos. “Lo que duele es saber que nuestro deporte no está decayendo, se está muriendo”, sentenció Jorge Varela, mientras en las Grandes Ligas figura en los Gigantes de San Francisco el sampedrano Mauricio Dubón y la gente se pregunta cómo un deporte olvidado puede llevar un legionario al mejor béisbol del mundo.

Tomando en cuenta la desaparición de un Ministerio de Deportes, la falta de apoyo gubernamental y empresarial, cuesta creer que esta disciplina en algún momento pueda tener la misma importancia del fútbol.

ADEMÁS: Fenafuth seguirá apostando por el Bolillo hasta 2026: ‘No podemos estar cambiando técnicos cada tres jornadas’