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La fragilidad de los símbolos nacionales de Honduras

Las nuevas generaciones están creciendo sin que se les inculquen la importancia y el respeto que se deben a estas representaciones de nuestra identidad histórica y cultural.

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08.09.2012

¿Qué significan los símbolos nacionales para usted? Para muchos son simples figuras que se pegan en el altar cívico de septiembre, para otros son solo eso, símbolos, pero no saben de qué ni para qué, y para otros son figuras con las que se sienten identificados porque representan a Honduras y a los hondureños estén donde estén... ¿En qué grupo está usted?

Para Juan Antonio Medina, docente de literatura y cátedra morazánica, y asistente de la rectoría para asuntos académicos y culturales de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), los símbolos nacionales son “representaciones de nuestra identidad histórica, una definición sintética de nuestra cultura” que permiten reforzar la identidad nacional.

Para Rubén Paz, historiador, antropólogo y director de la editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), los símbolos nacionales son motivos de unidad y carácter identidario.

Ambos entrevistados coinciden en que la enseñanza en los centros educativos en relación a la importancia de los símbolos nacionales es ineficiente, y que se requiere de más fomento y promoción para que las nuevas generaciones los respeten y valoren.

Significado de los Símbolos Nacionales. La Bandera Nacional es el símbolo que representa a Honduras por excelencia. Formada por tres franjas iguales dispuestas horizontalmente, la superior e inferior en color azul y la del centro en color blanco donde están ubicadas las cinco estrellas.

Las franjas azules son los dos océanos, la franja blanca es la pureza en que se insertan las cinco repúblicas federales que están representadas por las cinco estrellas azules, la estrella de Honduras se ubica en el centro de la franja blanca, como símbolo de su situación en el centro geográfico del istmo.

El Escudo consta de un triángulo equilátero, que significa la aspiración a la igualdad entre los hondureños. El volcán es el recuerdo de que Honduras perteneció al pequeño grupo de los cinco volcanes que en otros escudos centroamericanos aún simbolizan las cinco provincias de la que una vez fuera la República Federal de Centroamérica. Los dos castillos representan los baluartes en que se puso a prueba el valor indomable de los aborígenes.

El arcoíris representa los dones de la buena comunicación, que sienta las bases de la paz, la unión de la familia y la elevación de los ideales patrios.

El sol naciente simboliza la libertad y el amor a la patria. Los dos mares son los océanos Atlántico y Pacífico, que simbolizan la ruta que siguió Colón para llegar a esta tierra.

El óvalo simboliza el receptáculo en donde ha de guardarse el recuerdo de la fecha de emancipación política española, en la que aparece la leyenda: “República de Honduras, libre, soberana e independiente, 15 de septiembre de 1821”. La aljaba llena de flechas simboliza la vocación defensiva de nuestros primeros pobladores indígenas. Los cuernos de la abundancia simbolizan la riqueza vegetal de Honduras.

La cordillera representa la quebrada topografía de nuestro territorio. Los robles y pinos son solo una representación de la vegetación y ecosistemas de Honduras.

Las minas son indicio de que nuestra tierra conserva en sus entrañas riquezas que al ser debidamente explotadas nuestro país sería rico y feliz. Las herramientas son el reclamo constante de la patria a sus hijos, invitándoles al trabajo.

El Himno Nacional era necesario que se constituyese al ser Honduras una nación libre, soberana e independiente, y tiene como finalidad exaltar la nacionalidad. Está compuesto por un coro que describe la Bandera y el Escudo, más siete estrofas que relatan los principales episodios de nuestra historia y la promesa de los hondureños de defender la patria hasta el mayor de los sacrificios.

El mapa muestra la división política de Honduras y sus delimitaciones fronterizas. La orquídea (flor nacional), el pino (árbol nacional), la guacamaya (ave nacional) y el venado cola blanca (mamífero nacional) son símbolos que llaman a la conciencia ambiental de los hondureños; estos ejemplares están en peligro de extinción por la explotación indiscriminada.

Símbolos Nacionales convertidos en objeto de veneración. Según la observación de Medina, los símbolos nacionales, en algún momento, “se confundieron con la imaginería religiosa y pasaron de ser objeto de admiración y respeto a objetos de adoración, culto y veneración; de ahí que los recordemos solamente en ‘su día’”. El entrevistado lamentó que al convertirse en “imágenes religiosas”, los símbolos son algo extraño para los hondureños, “y la imposibilidad de identificarnos con ellos hace nula cualquier identidad”.

Medina señaló que en Centroamérica los menos identificables somos los hondureños, y esto debido a la desinformación que tiene sus raíces en las escuelas, “lo que los niños no aprenden en la escuela no lo van a aprender en una cafetería”, y agregó que “lo de cívico tiene una enorme relación con ciudadano, con quien tiene sentido de pertenencia a un lugar o un país, y nosotros carecemos de eso, y al Estado como tal definitivamente no le interesa”.

Paz señaló que en Honduras se habla de fomentar los valores patrios “únicamente durante las festividades de septiembre”. El historiador dijo que es necesario que secretarías como la de Educación y la de Cultura, Artes y Deportes desarrollen espacios de reflexión orientados a sentirnos identificados con un proyecto de nación, “a entender que el éxito o fracaso del país nos corresponde a todos”.
Discusiones inútiles e irrespeto. Medina dijo sarcásticamente que “han intentado cambiar el Himno Nacional varias veces, pero eso es como querer cambiarle el nombre a Honduras y ponerle ‘alturas’ para ver si nos va mejor”, y dijo que los símbolos nacen motivados, después se hacen convencionales, luego se hacen inmutables y “no se pueden cambiar cuando a usted se le antoje”.

Paz es del criterio que en vez de decretar nuevos símbolos nacionales se debería apuntar el significado sobre los ya existentes, “creando, para ello, un escenario publicitario y de fomento permanente en la escuela básica”.

Medina señaló las bizantinas discusiones sobre el cambio de letra del Himno Nacional, porque ahora sabemos que Lempira no murió a traición de un de un tiro de arcabuz, “si ya lo sabemos dejemos la tradición, ‘la leyenda tan solo ha guardado’, y lo dice el mismo himno”. Igual de absurdo sería agregarle dos estrellas más a la Bandera solo porque Belice y Panamá integran Centroamérica, “porque esas cinco estrellas representan las cinco repúblicas de la época morazánica, de 1830 a 1838”. Las mismas contradicciones giran en torno al simbolismo del

Escudo, que si ya no hay minas ni árboles, que aquí no hay volcanes, entre otras conjeturas, “entonces queremos cambiar los símbolos como si fueran trapo viejo, lo que hay que recuperar es el sentido definitivo de símbolo, para quitarle la aureola de religión, magia y mito, y convertirlo en una especie de marca de identidad nacional, por más que se pueda discutir o tocar un símbolo nacional es una arbitrariedad injustificable”, expresó Medina.

En cuanto a los demás símbolos: la guacamaya, el venado, el pino y la orquídea, ambos entrevistados concluyen en que no son exclusivos de Honduras.

Si hablamos de irrespeto los símbolos no se escapan de este. Medina lamentó que no tenemos una hondureñidad de la cual nos sintamos totalmente orgullosos, “nosotros solo tenemos una especie como de asidero, que es la Selección Nacional, en la que descansa todo lo que deberíamos estar proyectando con los símbolos nacionales, y ya a nadie le interesa hablar de ellos”.

El catedrático expresó que le duele ver cómo venden las banderas nacionales en las esquinas de las calles cuando hay partidos de fútbol, banderas que al finalizar el encuentro deportivo quedan tiradas en el estadio, “nadie las recoge, se sientan en ellas y se cubren del agua con ellas... y mientras menos respeto se tenga por los símbolos, menos respeto tienen los demás por nosotros”.

Rubén Paz expresó que es oportuno reflexionar sobre las normativas de uso de la Bandera, ya que con frecuencia “la vemos en escenarios inapropiados”.

El Himno lo cantan hasta para inaugurar un curso de primeros auxilios, dijo Medina, y señaló que “hay reglas para cantar el Himno Nacional”, el cual ni siquiera es respetado por los hondureños, que al escucharlo caminan y saludan como si fuera cualquier canción de la radio, que no merece ninguna consideración.

Por su parte, Paz cuestionó las políticas educativas de los últimos gobiernos, y la indiferencia y falta de compromiso de parte del maestro de primaria a escala nacional, “en fomentar el uso correcto y significado de nuestros símbolos patrios”.