Nuevamente el gobierno busca solventar la crisis de Hondutel y buscarle una salida para el futuro de la empresa, pero igualmente vuelve a poner sobre la mesa las mismas fórmulas ya desgastadas que no encuentran eco y que han demostrado su fracaso en el pasado.
Se vuelve a insistir en el mecanismo de una empresa de capital mixto, inversión privada, gobierno y trabajadores, que ha sido anunciada desde hace años y nunca ha dado satisfacción a las partes.
En primer lugar los trabajadores no quieren salir de la cómoda posición de tener asegurado un salario a fin de mes, no importa si la empresa es eficiente, tiene suficiente flujo de caja, atiende a sus clientes adecuadamente y, principalmente, si cada empleado realiza su labor cabalmente.
Cada alto funcionario que vaca en sus funciones, como los mismos sindicalistas admiten que hay una enorme cantidad de trabajadores que no realizan ninguna función y algunos ni se presentan diariamente a sus puestos de trabajo.
Segundo, para poner a Hondutel a competir con las operadoras privadas se necesita tal cantidad de capital que ni el gobierno, ni los trabajadores pueden asumir, pero sí desean que los socios privados corran con el riesgo.
Difícilmente un operador privado pondrá su capital en riesgo para compartirlo con dos agentes que no ponen nada, así es el capital.
Igual buscan hacer con la estratégica Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), que en los pocos días que le quedan de gestión desean solventar sus multimillonarias pérdidas financieras.
Igual quieren que del sector privado, nacional o extranjero, inviertan capitales, pero conservando Gobierno y sindicatos una porción importante de las acciones.
Lo de la ENEE es extremadamente preocupante, ya que su funcionalidad es vital para mantener operativo el país, tanto a nivel de hogares como de las empresas que generan la riqueza nacional.
Es poco probable que la actual administración logre concretar los proyectos de salvamento de Hondutel y ENEE con los modelos actuales, ya que el tiempo que le queda es poco.
Pero sí las próximas autoridades deberán enfrentarlo y desde ya deben saber que no habrá soluciones sin medidas duras que deben adoptarse.