Editorial

Violencia y crímenes de odio

El Observatorio de la Violencia de la UNAH reporta el incremento de muertes violentas en contra de mujeres: de enero a abril de este año se registran 127 muertes en que han perdido la vida compatriotas del género femenino de manera sádica y despiadada, cruel y perversa.

Su directora, Migdonia Ayestas, concluye: “Hay que establecer una nueva forma de ser hombre y una nueva forma de ser mujer, para que se respeten los derechos de cada uno y, sobre todo, los derechos de las mujeres”.

Las circunstancias en que ocurren los femicidios son diversas, pero poseen una característica común: el desprecio hacia ellas, vistas como objeto más que como persona, la prepotencia y machismo del victimario, que descarga sus complejos y resentimientos acumulados hacia las féminas, en ocasiones de manera previamente planificada, utilizando la fuerza bruta y la indefensión de ellas respecto a sus verdugos.

Pero no solo las mujeres heterosexuales son despojadas de su existencia, también las lesbianas, las personas gais, bisexuales, transgénero e intersexuales. Así, cuarenta compatriotas de esta comunidad han fallecido de manera violenta entre el 2017 y estos cinco meses del 2018.

También aquí se reflejan la saña y el odio cometidos, además del estigma y discriminación diversa manifestada hacia sus estilos existenciales.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras también demandó suprimir los obstáculos legales al cambio de nombre, de género o “matrimonio igualitario para la verdadera realización del principio de no discriminación en las leyes”.

La gran mayoría de estos asesinatos quedan en la total impunidad, sin realizar investigaciones exhaustivas que conduzcan a la captura y enjuiciamiento de los autores de estos horrendos crímenes de odio.