Editorial

Imparable el drama de la migración

Las condiciones socioeconómicas de Honduras siguen siendo las principales causas para que centenares de hondureños y hondureñas continúen migrando a destinos tan distantes como España, y en mayor número a los Estados Unidos.

Los informes sobre las penurias que se sufre en el camino a los Estados Unidos no desaniman a quienes tienen como meta ingresar a la tierra del Tío Sam en busca de un empleo y un salario digno que les permita atender la necesidad de sus familias.

Aunque no hay datos oficiales sobre el número de personas que siguen saliendo del país todos los días, sí se conoce que son muchos los que están sufriendo vejámenes en el cruento camino. Una familia del occidental departamento de Copán denunció ayer que más de 10 de sus parientes estaban secuestrados en territorio mexicano y que los delincuentes pedían sumas exorbitantes a cambio de su libertad, dinero que, por supuesto, no tienen disponible.

Las autoridades mexicanas informaron también de la liberación de 34 migrantes, 25 de ellos de nacionalidad hondureña, que estaban retenidos en una vivienda en el Estado de Tamaulipas, donde operan innumerables bandas de delincuentes que se dedican al trasiego y secuestro de personas. Desde que iniciaron las caravanas masivas de migrantes, las condiciones en Honduras, así como en Guatemala y El Salvador no han cambiado en nada, a pesar de los pomposos anuncios que hicieron entonces los gobiernos de estos países, más los de México y Estados Unidos referentes a millonarias inversiones para mejorar las condiciones de vida de los migrantes en sus lugares de origen.

Pero las esperanzas no se pierden y se confía en que se puedan superar los engorrosos trámites burocráticos que rodean la implementación de estos proyectos y programas en beneficio de los más pobres, que sueñan con oportunidades para mejorar las condiciones de vida propias y de sus familias.