Una investigación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán ha dejado al descubierto un problema que, si bien no es nuevo, no se toma con la seriedad que debiera: el del acoso escolar en sus diferentes modalidades.
La encuesta que se aplicó a cerca de 50,000 estudiantes de sexto y noveno grado de centros educativos en varios de los 298 municipios del país reveló que un 30% de los encuestados dijo haber sido víctima de algún tipo de acoso a lo largo del año escolar.
Los estudiantes citan varios tipos de acoso: agresiones físicas, verbales, destrucción de útiles escolares, agresiones en redes sociales y agresiones sexuales por parte de sus mismos compañeros de clase o de centro de enseñanza, entre otras.
Las causas de esta problemática si bien son complejas, deben ser atendidas con celeridad y responsabilidad por parte de los docentes de los centros educativos, quienes, en un alto porcentaje, muchas veces, se hacen de la vista gorda para no atender las denuncias que podrían llegar a sus mesas, para evitarse problemas con los padres de familia, sin importar que la falta de supervisión adecuada por parte de docentes y padres de familia de las interacciones de sus hijos e hijas y alumnos en los centros escolares, así como el escaso o nulo abordaje de los problemas de conducta entre los estudiantes, son solo algunas de las causas que disparan el número de casos de acoso a nivel nacional.
Esta no es una responsabilidad única de los docentes, el problema deberá ser atacado de manera integral, con padres y madres de familia, autoridades educativas locales y nacionales, impulsando políticas que no solo ataquen el problema, sino que también los prevengan.
El reto deberá ser el crear entornos escolares seguros para los y las niñas.
