Editorial

Creer en algo y en alguien

Debemos, tanto adultos como jóvenes, más allá de nuestras simpatías partidarias y personales, desterrar el escepticismo, la incredulidad, el pesimismo y fatalismo, algo nada fácil dado que, crónicamente, han prevalecido la falsedad, la desinformación, las promesas incumplidas, las que al acumularse a lo largo del tiempo han creado una severa crisis de credibilidad y confianza en el sistema democrático, desembocando en la apatía cívica, la renuncia a la participación y solidaridad colectivas.

Tales manipulaciones frecuentemente utilizadas por los distintos partidos políticos, tanto históricos como emergentes, con propósitos demagógicos y electoreros, han revertido en contra de ellos, lo que se ve reflejado en el alto porcentaje de abstencionismo ciudadano al no concurrir a las urnas o votar en blanco, forma efectiva de demostrarles el rechazo a la demagogia. Demostración silenciosa pero contundente de repudio, rechazo, protesta.

La ciudadanía ha madurado y ya no se deja persuadir por estribillos, canciones, espectáculos circenses. Ha concluido, correctamente, que las cúpulas partidarias, una vez alcanzado el poder y los privilegios derivados de su tenencia, incumplen lo prometido durante las campañas preelectorales, reemplazándolo por amnesia profunda que hace caso omiso del diluvio de espejismos ofrecidos al electorado.

Ello provoca, bien el encerrarse en sí mismo, en burbujas existenciales, bien un deseo de fuga, de abandonar Honduras migrando al exterior, a lo desconocido e incierto, en búsqueda de oportunidades negadas en el hogar común, en pos de alcanzar la “tierra prometida”, aún a costa de exponer la vida misma en el trayecto, dejando atrás seres queridos, afectos, pertenencias. La creciente inseguridad y violencia delictiva contribuyen objetivamente a esos estados de ánimo.

No podemos ni debemos capitular en la forja de una patria distinta: compasiva, equitativa, justa para todos, más allá de su condición socioeconómica. Tampoco resignarnos a que todo seguirá igual o peor que ayer.