Cartas al editor

Una madre responsable

Se celebró el domingo el día de la madre y, una vez más, los hondureños lo hicieron con entusiasmo, demostrando que, sin duda, es una de las fechas más celebradas y especiales del año.

Mis tres hermanos y una hermana tuvimos la fortuna de que mi padre Rigoberto Espinal Irías (QDDG) escogiera como su primera esposa a una mujer que lo fue en todo el sentido de la palabra, fue buena hija, después una buena esposa y yo la califico como una
madre responsable.

Me refiero a quien en vida fuera Alejandrina Ferrufino Palma.

Fue maestra de generaciones en diferentes colegios a finales de los años sesenta y setenta como: el Instituto San Francisco (en el cual fue electa Madre del año), el Tegucigalpa, el Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (IHCI).

Era bilingüe, hablaba un perfecto inglés y fundó la academia de mecanografía y taquimecanografía John F. Kennedy, lo que nos indica que también fue una mujer emprendedora, siempre vistió elegante; para ella el cuidado personal siempre fue importante. Y como dijo mi tía Rosie, hermana de mi padre, en su momento “Alejandrina Ferrufino fue una mujer muy brillante, ella fue una mujer que impulsó a mi hermano en su carrera, los dos fueron brillantes a pesar de haberse casado a temprana edad, como a los 19 años.

No fue tan fácil para ambos porque luego vino la responsabilidad de los niños (Rigoberto, Giovanni, Diana, Mauricio, Dennis) estudiando y trabajando, fue una época difícil para ellos -Rigoberto y Alejandrina-, pero ellos fueron siempre bien responsables y lucharon juntos, estuvieron casados por 22 años”.

Lamentablemente alguien no respetó este matrimonio, que causó su separación y dañó a nuestra familia.

Mi madre falleció en el año 2000 a causa de osteoporosis, una enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de masa ósea.

Han pasado los años, sin embargo, es recordada como lo que fue en vida, una madre responsable.