Cartas al editor

Mi pueblo querido

Yo nací en un pueblo, y nunca me avergonzaré de la tierra que me tuvo en sus entrañas, y aunque allí no hay nada por difícil que parezca de creer, lo tiene todo. Como ya lo dije, nací en una tierra sin nada, y a pesar de todo yo siempre tuve sueños, siempre tuve ganas de triunfar, siempre quise saber cuál era mi propósito en la vida y creo que justo por eso siempre le encontré sentido, yo siempre fui alguien que no le teme a las nuevas vivencias y traté siempre de seleccionar las experiencias que iba a vivir, la vida en ocasiones te manda fuertes vientos y si no te paras bien te bota, yo me caí varias veces y cuando salí por primera vez de casa esto fue lo que me pasó.

Hace unos meses ya estaba ahorrando para un día partir en busca de un mejor futuro, y a la primera oportunidad y sin rumbo fijo tomé el primer bus forjando mi destino montando en ese aparato de varias ruedas, pues bien es cierto ya lo dijo Antonio, caminante no hay camino, se hace camino al andar, cuando miré que ya estaba en la ciudad le grité al chofer me baja en la farmacia, allí me bajaba con mis abuelos cuando era un niño y me llevaban a la ciudad, por esos días mi vida era más tranquila y sin preocupaciones, ya después de los 15 años y cuando las tierras están secas como desiertos hay que salir a buscar el pan, el día de mi partida las lágrimas cayeron de mis mejillas, pero yo sabía dentro de mí, que no era un adiós sino un hasta siempre, y sin saber cuanto tiempo tardaría en hacer realidad mi sueño yo iba a volver.

Algunos años después, regresé y casi todo estaba igual, solamente algunos que ya se habían adelantado, pero todo empezaría a cambiar, se remodeló la iglesia, se abrió la primera sucursal bancaria, también por primera vez la universidad se instaló en esas tierras, y enfrente del parque se construyó una hermosa biblioteca, me fui y volví para dejar un legado, bueno en realidad nunca fui, mi corazón estuvo allí siempre. (Cuento).