Cartas al editor

Cómo rescatar un país sin refundarlo

Refundar es un proceso, normalmente se produce para modificar substancialmente algo que fue fundado, por lo que, en esencia, implicaría cambiar la bandera, el nombre, la conformación del Estado, la distribución geográfica, su modelo educativo, la economía interna y sus relaciones internacionales, abandonar unos aliados y unirse con otros, deshacer lo hecho y crear algo nuevo que se adapte a un objetivo nuevo, algo que luce claramente imposible pues los cambios en los países se dan a través de sus culturas y la voluntad de su gente, no con documentos.

Pero, ¿eso cómo repercutiría en cada uno de nosotros, especialmente en los que no tienen cómo sobrevivir sin un trabajo?

El problema fundamental de Honduras es el bajo índice de desarrollo humano que tiene, o sea: que aquí más del 60% de los habitantes no poseen casa, carro, alimento decente, educación; para ellos y sus hijos, trabajo, acceso a un buen sistema de salud, seguridad física y jurídica, transporte eficiente ni apoyo para iniciar una nueva empresa, jubilación, mucho menos espacios de diversión o instituciones que le apoyen a desarrollar su creatividad e innovación.

¿Quién garantiza que eso se logrará con una nueva constitución? Este y cualquier otro gobierno lo que tiene que hacer es eficientizar sus instituciones haciéndolas menos extractivas o sea; aquí sí cabe el nombre: refundar el Poder Ejecutivo, haciéndolo menos corrupto, acabar el nepotismo, reducir el tamaño de la burocracia, respetar el plan de gobierno trazado, acabar con la impunidad propiciada desde los partidos políticos, encontrar la forma de generar 100 mil empleos por año, acabar con indigencia que azota a más del 10% de la población, crear oportunidades para ensanchar la clase media del 17% al 35% mínimo, utilizar el presupuesto en lo que se necesita y no en duplicar el salario de los diputados cada vez que se les antoje. Eso sería transformar; sin refundar con malas intenciones.