Cartas al editor

La vida vs. la muerte

Desde hace varios meses he escuchado en diferentes medios de comunicación sobre un alarmante incremento en los casos de suicidios (es el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca la muerte).

Los más recientes casos hacen referencia a un sexagenario que se quitó la vida debido a su desánimo al no contar con recursos económicos para comprar medicamentos para contrarrestar su enfermedad y el caso del joven estudiante de medicina que supuestamente se suicidó porque terminó su relación amorosa con su novia, entre otros.

Esta semana se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.

De acuerdo con la psiquiatra Linda Gómez, a nivel mundial se registran 800 mil casos al año de muertes por suicidio, esto representa una muerte cada 40 segundos.

En Honduras, solo en la ciudad de San Pedro Sula se presentan entre cinco a siete casos por intento de suicidio en población adolescente, niños y adultos, a quienes se le ha dado asistencia en el hospital Mario Catarino Rivas.

Realmente es un pecado quitarse la vida antes de que Dios decida hacerlo; asimismo es pecado el homicidio (delito que consiste en matar a una persona sin que exista premeditación u otra circunstancia agravante).

Generalmente la persona que se suicida se siente triste, desanimada y se envuelve en una depresión ya sea a causa de problemas familiares, amorosos, uso de drogas, exceso de bebidas alcohólicas o alguna enfermedad, entre otras.

En ese sentido es importante que desde las escuelas y colegios se inicien programas de capacitación que aborden estos temas para que se fortalezca la salud mental en niños y jóvenes, y a los adultos me resta decirles que debemos tenerle amor a la vida, esta es bella y existen muchas razones por las cuales vivir agradecidos...