Caricias y abrazos disminuyen la agresividad, según investigaciones
Entre los adultos, las personas enfermas mostraron mayores beneficios para la salud mental gracias a ser tocadas que las personas sanas
Estudios han encontrado una correlación entre no ser tocados y la depresión. (Luke Sharrett para The New York Times)
Por Joanne Silberner/ The New York Times
Un abrazo, un apretón de manos, un masaje terapéutico. Un recién nacido acostado sobre el pecho desnudo de su madre.
El contacto físico puede mejorar el bienestar y aminorar el dolor, la depresión y la ansiedad, arroja un análisis de una investigación publicada en la revista Nature Human Behaviour.
Investigadores en Alemania y Países Bajos revisaron años de investigaciones sobre el tacto, las caricias, los abrazos y los masajes. También combinaron datos de 137 estudios, que incluyeron a casi 13 mil adultos, niños y bebés. Cada estudio comparó a individuos que habían sido tocados físicamente de alguna manera durante el curso de un experimento —o que habían tocado un objeto como un peluche— con individuos similares que no.
Un estudio demostró que los masajes suaves diarios de 20 minutos durante seis semanas en personas mayores con demencia disminuyeron la agresividad y redujeron los niveles de un marcador del estrés en la sangre. Otro encontró que los masajes mejoraban el estado de ánimo de las pacientes con cáncer de mama. Y uno incluso demostró que los adultos jóvenes sanos que acariciaban una cría de foca robótica eran más felices y sentían menos dolor ante un estímulo de calor leve que aquellos que leían un artículo sobre un astrónomo.
Los efectos positivos fueron particularmente notables en los bebés prematuros, que “mejoran enormemente” con el contacto piel con piel, dijo Frédéric Michon, investigador del Instituto Holandés de Neurociencia y uno de los autores del estudio.
El análisis reveló algunos patrones interesantes. Entre los adultos, las personas enfermas mostraron mayores beneficios para la salud mental gracias a ser tocadas que las personas sanas. Las mujeres parecen beneficiarse más de ser tocadas que los hombres, lo que puede ser un efecto cultural, dijo Michon. La frecuencia también importaba.
Varios estudios analizaron lo que sucedió durante la pandemia de Covid, cuando las personas estaban aisladas y tenían menos contacto físico con los demás. “Encontraron correlaciones durante la época de Covid entre la privación del contacto físico y aspectos de salud como depresión y ansiedad”, dijo Michon.
Estudios realizados en personas de Sudamérica tendieron a mostrar mayores beneficios para la salud de ser tocadas que los estudios de personas de América del Norte o Europa. Michon dijo que la cultura puede de alguna manera desempeñar un papel.
“Creo que el mecanismo detrás de esto es biológico”, dijo Rebecca Boehme, neurocientífica de la Universidad de Linkoping, en Suecia, quien revisó el estudio para la revista. “Creo que eso está programado y será lo mismo para todos”.
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