Honduras

Muertes del primer trimestre desafían Operación Relámpago

Recuento de homicidios del período enero-marzo de los últimos tres años evidencia que la criminalidad le gana la partida al gobierno. + Hemos logrado que homicidios no sigan aumentando, afirma Seguridad

07.04.2014

La espiral de violencia en Honduras aparenta ser indetenible, al menos de acuerdo al registro de muertes violentas en los primeros trimestres de los ultimos tres años.

Los baños de sangre son similares en estos períodos, es decir, cuando no estaba instaurada la Operación Relámpago y durante el tiempo actual en que la estrategia se desarrolla, según cifras del Observatorio de la Violencia.

En el período enero-marzo de 2010 se reportaron 1,417 homicidios para una tasa parcial de 17.6 homicidios por 100 mil habitantes.

En ese mismo período de 2011 los fallecimientos violentos fueron 1,739. Esto arrojó una tasa parcial de 21.2 homicidios por 100 mil habitantes.

Mientras, en el primer trimestre de 2012 se dieron 1,709 muertes con características de agresión y la tasa parcial fue de 20.4 por cada 100 mil habitantes.

El recuento de datos del Observatorio de la Violencia también establece que para el primer trimestre de 2010 sucedieron 15.57 muertes diarias.

Ese promedio subió 19.32 muertes por día en igual termino de 2010.

Para el espacio de los primeros tres meses de este año, es decir, durante la Operación Relámpago, la violencia no bajó considerablemente, ya que las muertes sucedidas fueron de 18.78.

Esta tendencia sangrienta ha hecho que la sociedad critique con dureza la política de seguridad del gobierno y en especial la Operación Relámpago, que se hace entre policías y militares.

Fracaso

La Operación Relámpago inició el 1 de noviembre de 2011 como respuesta a la vorágine criminal que azota el país. Pero los resultados de esta iniciativa han sido pobres, al grado que el número de muertes se ha reducido de forma ínfima.

Antes de la Operación Relámpago el número de muertes por día se estimó en 19, pero luego que se instauró la medida, los fallecimientos violentos apenas bajaron a 18.11 (período del 1 de noviembre de 2011 al 31 de marzo de 2012).

El total de muertos en este último lapso fue de 2,752.

Todavía no se han tabulado las muertes de abril y de los primeros días de mayo. El asesinato de dos estudiantes universitarios el 22 de octubre a manos de policías desató una ola de repudio que hizo que el gobierno lanzara la Operación Relámpago.


Tras las muertes de los jóvenes se descubrió un red de corrupción policial sin precedentes.

Altos oficiales jefeaban bandas dedicadas de asaltos, secuestros y extorsiones o eran miembros de otros grupos criminales.

Ante una enorme presión social, la Secretaría de Seguridad destituyó o suspendió a varios miembros de la cúpula policial, pero la depuración resultó tibia, ya que todavía hay elementos de alto rango con nexos con el crimen organizado.

Es por ello que se critica que ni la Operación Relámpago ni ninguna otra acción de represión contra el delito tendrá efecto si no hay una profunda depuración de la entidad armada.

Solo es trueno

Para el titular del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), Ramón Custodio, la Operación Relámpago ha sido solo “truenos y nada de luz”.

La Secretaría de Justicia y Derechos Humanos solicitó a la Secretaría de Seguridad y Defensa un informe sobre los resultados de la Operación Relámpago.

Se supone que el ministro de Defensa, Marlon Pascua, asignó a un general para que documentara los logros de la estrategia, pero se desconoce si lo hizo.

El año pasado se mencionó de forma extraoficial que Defensa erogó 17 millones de lempiras para financiar los patrullajes militares, en conjunto con la Policía Nacional, entre noviembre y diciembre.

Para este año se calculó que para mantener los 400 solados en los operativos se necesitaban 40 millones de lempiras.

Lo que más se ha criticado de la Operación Relámpago es que se anuncian los lugares donde se van a realizar los operativos, por lo que los criminales saben que se tienen que movilizar a otros sitios donde no hay patrullajes.

El sicariato es la modalidad que más ha quitado las vidas de personas.

Explicación

Al respecto, la coordinadora del Observatorio de la Violencia, Migdonia Ayestas, consideró que ya es momento para que el presidente Porfirio Lobo rinda cuentas sobre los resultados de la Operación Relámpago.

Recordó que cuando el mandatario anunció el funcionamiento de la estrategia los militares y policías iban a reportar los logros, pero no lo han hecho.
“Es necesario una explicación, se pidió un informe y no ha habido nada, lo estamos esperando como sociedad civil”, reclamó.

Ayestas lamentó que la Operación Relámpago sea una de las apenas dos apuestas visibles del Estado para frenar la violencia nacional. La otra acción gubernamental consiste en la depuración policial, que todavía no termina de sacar las manzanas podridas de la institución.

No hay fracaso

El gobierno descartó ayer que la denominada Operación Relámpago haya fracasado en la lucha contra el crimen y la violencia, tras confirmarse cifras que revelan que pese a los operativos militares al menos 18 personas pierden la vida por día en el país.

El presidente en funciones, Víctor Hugo Barnica, sostuvo que el gobierno ve con preocupación la escalada de violencia y señaló que urge implementar un desarme general que debe iniciar en las zonas donde se concentran los mayores índices de criminalidad.

“Nosotros miramos las cifras con mucha preocupación porque se van a querer invertir muchos más millones con operaciones relámpagos y mientras nosotros no ataquemos integralmente el problema... creo que necesitamos un desarme general que lo venimos señalando... en primer lugar un centro piloto para producir un desarme en las zonas que son corredores del narcotráfico, el Bajo Aguán, por ejemplo”, dijo Barnica.

El designado presidencial afirmó que se debe comenzar a considerar la aplicación estricta de las leyes “y empezar a extraditar, empezar a aplicar las leyes de privación de dominio y bienes incautados, empezar a aplicar las leyes de lavado de activos y empezar a generar en el país programas de protección y de rehabilitación”.

El funcionario negó que el Ejecutivo haya fracasado en su política contra la delincuencia y la criminalidad.

“No es un fracaso porque todo lo que es para desmotivar el tráfico de las drogas y la violencia va a seguir siendo algo importante que se hace todos los días”, apuntó.

Criminalidad

Honduras cerró 2011 con 7,104 muertes violentas, lo que representa 86.5 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Este registro fue el más alto a nivel internacional, ya que la tasa mundial fue de 8.8 homicidios por cada 100 mil habitantes. Según el Observatorio de la Violencia, un 75 por ciento de las víctimas registraron como mínimo siete disparos, lo que evidencia el nivel de saña y violencia con la que se mata en Honduras.

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