Dinero & Negocios

¿Cómo manejar un equipo de estrellas?

Trabajar como un equipo los llevará al éxito.

18.07.2017

NUEVA YORK
Para trabajo creativo altamente no estructurado, los mejores empleados pueden ser entre ocho y doce veces más productivos que los empleados promedio, según muestra nuestra investigación. Por tanto, entre más estrellas tenga en su organización, más productiva será. Y unir ese talento en un equipo funge como fuerza multiplicadora, incrementando la productividad geométricamente.

¿Qué se requiere para desencadenar este poder? A continuación cinco pasos:
1. Rastrear al talento estrella. Nuestra investigación sugiere que en la mayoría de las organizaciones, menos de uno de cada siete empleados es estrella. Las mejores compañías tratan a este talento diferenciador como recurso escaso. Lo siguen cuidadosamente y se aseguran de que se esté usando donde más valor genere.

2. Forme equipos con puras estrellas. La mayoría de las compañías busca formar equipos equilibrados. Este enfoque pudiera parecer justo, incluso admirable, pero no capitaliza la fuerza multiplicadora asociada con los equipos de puras estrellas.

3. Enfoque iniciativas críticas para la misión. Las mejores compañías identifican sistemáticamente sus prioridades más altas y forman equipos aptos para la tarea.

4. Elimine obstáculos para el trabajo en equipo. El trabajo excelente a menudo es realizado por equipos, no por individuos. Correspondientemente, las mejores compañías sopesan el desempeño del equipo con la misma importancia (o más) que el desempeño individual a la hora de determinar compensaciones, desarrollo profesional y avance de carrera.

5. Maneje egos. El factor más importante que limita el despliegue de equipos integrados por puras estrellas tal vez sea la creencia de que los egos entorpecerán la efectividad del equipo. Aunque ciertamente hay situaciones donde esto es cierto, las mejores compañías no renuncian a formar equipos de puras estrellas.

Cuando el así llamado “Dream Team” se llevó la medalla de oro para EE UU en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, los egos de los jugadores de la NBA fueron controlados por el hecho de que nadie podía llevarse el oro a menos que todo el equipo tuviera éxito.