Pescadores vietnamitas perseveran en Texas

Los pescadores que emigraron de Vietnam se adaptaron a las reglas locales que buscaban sostener la población de camarones

Vinh Nguyen es uno de miles de refugiados vietnamitas que llegaron a la Costa del Golfo de México tras la guerra.

mié 31 de enero de 2024 a las 14:39

Por Amy Qin / The New York Times

PALACIOS, Texas — El sol aún no salía por completo cuando Vinh Nguyen logró su primera captura del día.

Durante la siguiente media hora, trabajó metódicamente, separando con sus dedos sin guantes crustáceos resbaladizos de la Bahía de Matagorda. Los famosos camarones marrones de Texas iban en una cubeta y los camarones blancos de Texas en otra.

Para mediodía, Nguyen pescó suficientes camarones para embolsarse unos 600 dólares, una ganancia decente hoy en día, pero aún así menor que en años anteriores, cuando mil dólares marcaban una buena jornada.

Nguyen, de 63 años, es uno de miles de refugiados vietnamitas que se establecieron a lo largo de la costa del Golfo de México tras la guerra de Vietnam. Aquí, en comunidades pesqueras apacibles, trabajaron duro para reconstruir sus vidas. En el ínter, superaron el trauma de la guerra y el desplazamiento, las barreras del idioma y los prejuicios profundamente arraigados de residentes locales.

Sin embargo, su obstáculo más reciente está fuera de su control: el declive de la industria camaronera de EU.

$!Un buen día para Vinh Nguyen era pescar suficiente camarón para ganar mil dólares. Ahora son unos 600 dólares.

Por toda la costa del Golfo de México, los altos costos del combustible, la escasez de trabajadores y una afluencia de importaciones baratas han hecho que la pesca de camarón sea una propuesta menos viable para cualquiera.

Algunos lugareños dicen que la sobrepesca y factores ambientales como el cambio climático también han llevado a una disminución en la población de mariscos, lo que hace aún más difícil conseguir una captura decente.

El primer grupo de unos 100 refugiados vietnamitas llegó a Palacios en 1976. La Ciudad yace sobre tierras verdes que se extienden hacia una bahía resplandeciente. La población sigue siendo más o menos la misma, 4 mil 400 habitantes, y el Centro del pueblo aún tiene un solo semáforo.

En un principio, los refugiados vietnamitas se sintieron atraídos a Palacios por la promesa de empleos en una planta de energía nuclear cercana y en una planta procesadora de jaiba. Pero pronto enfocaron su atención en la pesca de camarón y jaiba.

En el agua no se requería hablar inglés. Y muchos de ellos tenían las habilidades adecuadas. En Vietnam, algunos habían trabajado como pescadores y fabricantes de redes.

Sin embargo, no transcurrió mucho tiempo antes de que los camaroneros y jaiberos locales se sintieran amenazados. Los recién llegados no respetaban las reglas del agua, se quejaron los residentes locales.

Las tensiones alcanzaron su apogeo en 1979 en el pueblo de Seadrift, a unos 70 kilómetros de la costa de Palacios, cuando un pescador vietnamita mató de un tiro a un jaibero blanco que lo había estado acosando por territorio de pesca.

Un jurado absolvió al pescador luego de que éste argumentara que el disparo fue en defensa propia. El incidente desató furor entre los pescadores blancos, que en respuesta bombardearon tres barcos propiedad de inmigrantes vietnamitas.

La disputa de pueblo chico pronto escaló hasta convertirse en una campaña más amplia en la que miembros del Ku Klux Klan incendiaron varios barcos cerca de la Bahía de Galveston y quemaron cruces cerca de las casas de los pescadores vietnamitas. Las tensiones menguaron sólo después de que la organización sin fines de lucro Southern Poverty Law Center, junto con la Asociación de Pescadores Vietnamitas, interpuso una demanda federal para frenar las tácticas de intimidación del Klan.

Algunos inmigrantes vietnamitas que habían huido empezaron a volver a la zona. El atractivo de la vida dedicada a la pesca de camarón y jaiba era demasiado fuerte.

Con el tiempo, mejoraron las relaciones. Los pescadores que emigraron de Vietnam se adaptaron a las reglas locales que buscaban sostener la población de camarones, como no arrastrar sus redes antes del amanecer. Comenzaron a ganarse el respeto de pescadores blancos y latinos.

Poco a poco, los vietnamitas estadounidenses se volvieron parte del tejido de la Ciudad. Empezaron a aparecer restaurantes que sirven comida vietnamita, como pho y rollitos primavera de camarón. En el 2020, la Ciudad eligió a su primer Alcalde vietnamita estadounidense, Linh Van Chau.

“Hoy en día, se tiene en alta estima a los vietnamitas y son una parte muy prominente de nuestra ciudad”, dijo Jim Gardner, el actual Alcalde de Palacios, quien describió a Chau como un amigo cercano y mentor.

© 2024 The New York Times Company

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