Médicos divididos por nueva forma de recabar órganos

Cirujanos plantean una forma de devolver el flujo sanguíneo a corazones cuyos donantes hayan sido declarados muertos dejándolos aptos para trasplante

Nader Moazami, cirujano de Nueva York, ha sido pionero en una nueva forma de extraer corazones de donadores.

lun 4 de diciembre de 2023 a las 15:43

Por Joseph Goldstain/ The New York Times

Un nuevo método para recuperar corazones de donadores de órganos ha iniciado un debate sobre la línea sorprendentemente borrosa entre la vida y la muerte en un hospital —y si existe alguna posibilidad de que los donantes experimenten algún rastro de conciencia o dolor mientras se extirpan sus órganos.

El método ha dividido a los principales hospitales de Estados Unidos. Si se adoptara más ampliamente, aumentaría significativamente el número de corazones disponibles para trasplante.

La mayoría de los donadores de corazón proviene de una pequeña categoría de muertes: donadores que han sido declarados con muerte cerebral, a menudo después de un incidente traumático como un accidente automovilístico. Pero permanecen con soporte vital —su corazón late y su sangre circula— hasta que un equipo de trasplante recupera sus órganos.

La nueva técnica, dicen los cirujanos de trasplantes, amplía significativamente el grupo potencial a pacientes que están en coma, pero que no tienen muerte cerebral, y cuyas familias les han retirado el soporte vital porque hay pocas posibilidades de recuperación. Una vez que el corazón de estos pacientes se detiene, se les declara muertos. Pero casi nunca se recuperan corazones de estos donantes porque a menudo resultan dañados por la falta de oxígeno durante el proceso de muerte.

$!Nader Moazami dijo que muchos detractores han pasado poco tiempo con pacientes que necesitan un trasplante.

Los cirujanos han descubierto que devolver el flujo sanguíneo al corazón, después de que el donante ha sido declarado muerto, lo restaurará en un grado notable, haciéndolo apto para trasplante.

Pero hay dos problemas que han dejado incómodos a algunos cirujanos y especialistas en bioética. El primero surge de la forma en que tradicionalmente se ha definido la muerte: el corazón se ha detenido y la circulación de la sangre ha cesado irreversiblemente.

Debido a que el nuevo procedimiento implica reiniciar el flujo sanguíneo, los críticos dicen que esencialmente invalida la declaración anterior de muerte.

Además, los cirujanos utilizan pinzas metálicas para cortar el flujo sanguíneo del corazón revivido a la cabeza del donador, para evitar la posibilidad de que se restablezca cualquier actividad cerebral. Algunos médicos y especialistas en ética dicen que eso es una admisión tácita de que el donador podría no estar legalmente muerto.

“Es algo medio espeluznante”, dijo V. Eric Thompson, cirujano cardíaco y especialista en trasplantes desde hace mucho tiempo, en un panel de discusión reciente en la Facultad de Medicina de Yale en Connecticut.

NYU Langone Health, en Manhattan, dice que fue el primer hospital en Estados Unidos en probar el nuevo método, en enero del 2020. Ha utilizado el procedimiento para recuperar casi 30 corazones que de otro modo no habrían sido trasplantados, dijo Nader Moazami, un cirujano de trasplantes que supervisó el primer procedimiento. El Centro Médico Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, comenzó a utilizar el nuevo procedimiento poco después del Langone de la Universidad de Nueva York.

Pero algunos grupos médicos se han opuesto. El Colegio Estadounidense de Médicos ha dicho que colocar pinzas en las arterias al cerebro parece violar “la regla del donador muerto”, un principio fundamental del trasplante de órganos en Estados Unidos para garantizar que la obtención de órganos no sea la causa de la muerte de un donador.

Robert Truog, bioético en la Facultad de Medicina de Harvard, dijo que la nueva técnica era prometedora. Pero sentía que los partidarios estaban minimizando los dilemas éticos y legales.

Algunos expertos incluso han planteado el espectro de acción penal por el procedimiento, a veces llamado PRN, siglas de perfusión regional normotérmica.

“Un fiscal de distrito ambicioso podría argumentar de manera convincente que los médicos siguiendo el protocolo PRN también pretendían hacer irreversible cualquier función cerebral que no hubiera cesado permanentemente, asegurando así la muerte del paciente”, escribieron Alexandra Glazier, abogada que dirige una red de donación de órganos en el noreste de Estados Unidos, y Alexander Capron, bioético de la Universidad de Sur de California, en un artículo de opinión publicado el año pasado en el American Journal of Transplantation.

Moazami no desestima las preocupaciones éticas, pero dijo que gran parte de las críticas proviene de especialistas en ética que pasan poco tiempo con pacientes atrapados en listas de espera para trasplantes de órganos.

“Ustedes nunca han tenido que entrar a una habitación donde está un paciente con una familia que está muriendo, que ha estado esperando un órgano, y que no va a recibir un órgano, y ese paciente va a morir”, dijo.

© 2023 The New York Times Company

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