‘¿Me podés hacer un registro?’: JOH al momento de entregarse

El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, se entregó a las autoridades en frente de su casa en la colonia Palmeras de San Ignacio. Fue esposado de manos y pies y llevado hasta “Los Cobras”
Momento en el que el expresidente Juan Orlando Hernández sale de su casa.

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Proceso

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Registro”, dijo con voz suave pero clara el agente. Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, lo miró a través de sus lentes y el pequeño espacio que quedaba para sus ojos, entre la gorra azul oscuro y su mascarilla; se estaba terminando de acomodar un chaleco antibalas, abrió sus brazos en forma de reclamo un tanto airado y exclamó con voz fuerte: “¿Me podés hacer un registro?”.

La captura estaba consumada y el último mandatario de Honduras pasó a ser un detenido con fines de extradición. Hernández es acusado en Estados Unidos por tres delitos de narcotráfico, su salida inminente de Honduras es cuestión de tiempo y procesos legales.

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Juan Orlando Hernández fue esposado de las manos y los pies.

Entrega

El portón café en forma de arco se abrió antes de las 3:00 PM, la casa del expresidente Hernández, ubicada en la colonia Palmeras de San Ignacio, dejó de ser un búnker tras más de 18 horas de espera y con centenares de agentes de los diferentes cuerpos de seguridad nacionales e internacionales, prensa y decenas de personas apostados en las cercanías.

Hernández se dejó ver: gorra azul, lentes, mascarilla verde, suéter y por dentro una camisa manga larga color celeste en juego con unos jeans azul y unos zapatos negros. El extraditable portaba un reloj, anillo de matrimonio y una cadena con un dije de cruz en la que estaba Jesucristo crucificado y salió lentamente de la casa en compañía de sus abogados y otras personas.

Afuera lo esperaba Ramón Sabillón, ministro de Seguridad, quien paradójicamente regresó a Honduras después de vivir en el exilio durante muchos años tras ser depurado durante la gestión del entonces presidente. Un estrechón de manos y un abrazo a medias entre ambos, Hernández se miró nervioso pero con su postura en alto, mientras que Sabillón tomó la palabra y le dijo suavemente: “Vamos a levantar un procedimiento, usted sabe las garantías de seguridad, es por eso, estamos cumpliendo todas las garantías, usted sabe, la lectura va a preceder al protocolo”.

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Hernández guardó silencio y asintió con un movimiento de cabeza mientras un agente de la Policía Nacional le pasaba por la parte de atrás de su espalda un chaleco antibalas. El expresidente lo tomó por enfrente y él mismo se lo comenzó acomodar en la cintura, al mismo tiempo que un agente vestido totalmente de negro con pasamontañas, mascarilla y gorra le solicitó un registró de forma educada.

Hernández no pudo contener la sorpresa ante la petición y respondió abriendo los brazos: “¿Me podés hacer un registro?”... el ministro de Seguridad interrumpió para explicarle al exmandatario que era parte del procedimiento. Hernández lo aceptó, posteriormente le pusieron esposas en las manos y en los pies, sus jeans se bajaron un poco dejando ver los pliegues arrugados de la tela en sus zapatillas color negro.

El exgobernante levantó la mano para saludar a uno de los policías que logró reconocer a pesar de la mascarilla. Le pidieron que avanzara hasta un vehículo tipo camioneta blindada que estaba a unos metros de la casa. El recorrido pareció interminable para Hernández, quien en medio de tratar de no tropezar y mantener su frente en alto caminó lentamente hasta el vehículo para recostar su cuerpo en uno de los asientos.

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El exmandatario Juan Orlando Hernández fue llevado a “Los Cobras”, donde lo presentaron a los medios.

La puerta de la camioneta se cerró, el destino apuntaba a la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales, “Los Cobras”, donde fue presentado a los medios de comunicación y permanecerá en arresto mientras se desarrolla el proceso.

Lo sentaron en una silla arriba de unas gradas. Frente a él pusieron una mesa con un bote de gel y un recipiente con agua que Hernández no alcanzó a utilizar. Con la mirada perdida, el mandatario fue solicitado para una revisión médica a cargo de una doctora, como parte del protocolo.

Como la mesa tapaba las esposas que mantenían las manos y los pies de Hernández juntos, ordenaron retirarla. El mandatario lamentó con un movimiento de cabeza la decisión, aunque atendió a los doctores.

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Esposado, le quitaron el suéter y le desabotonaron la camisa celeste para escuchar su respiración. Ahí se dejó ver la cadena con el dije de Jesucristo crucificado. Hernández se limitó a inhalar y exhalar como se lo indicó el profesional de la salud.

Le acomodaron la gorra, le abotonaron la camisa y le pusieron el suéter antes de ponerlo de pie para llevarlo al segundo piso de un edificio. Una celda lo esperaba.

Al subir las gradas, los periodistas trataron de obtener una reacción del expresidente, pero no dijo nada ni levantó la mirada, solo caminó hasta donde las autoridades lo dejaron para pasar su primera noche como extraditable.

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Tags:
Corrupción
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Juan Orlando Hernández
Ramón Sabillón Pineda