Artículo de Octavio Carvajal: JOH... ¡está solo!

Un fuerte empresario y político que comía carne asada con JOH podría caer en el asador si los gringos quieren o dejan sus hipocresías

Antes del arresto de Juan Orlando Hernández, unos cuantos cachos volaron a otros linderos. Un grande se esfumó de norte a sur.

Exclusivo para Suscriptores

¿Ya tiene su suscripción? Únase a nuestra comunidad de lectores.

Suscríbase

Gracias por informarse con
El Heraldo

Alcanzó su límite de artículos

Suscríbase y acceda a artículos, boletines, eventos y muchos más beneficios, sin límite.

Suscríbase

Gracias por informarse con
El Heraldo

Artículo exclusivo bajo registro

Inicie sesión o regístrese para acceder al mejor contenido periodístico.

Iniciar Sesión

Gracias por informarse con
El Heraldo

MÁSCARA

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Para obcecados que les cautiva o se enojan si no se habla o no se escribe sobre JOH -caído como un dominó nomás dejó el poder- ya pronto sabrán si el primer expresidente pedido por narcotráfico se va o no por fallo del juez natural estudioso de su encargo. Su defensa, seguro, apelará para retrasar un mes más su vuelo a Nueva York, donde se reencontraría con su hermano “Tony”.

Capturado y engrillado en su residencia de San Ignacio donde ya no se oye el ruido de helicópteros ni se mira el ir y venir de “amigos” y “amigas”, entre empresarios, políticos y periodistas, JOH está preso en el fenecido recinto Cobras, según dicen, sin recibir, hasta ahora, la visita de ningún galán de esos que se le prendían de los zapatos gozando de las mieles del podio. Bien reza el dicho, muerto el rey, viva el rey.

LEA: Artículo de Octavio Carvajal: Del mismo pañal

BANDIDOS

De más de veinte años en la burocracia urgió el indómito para subir al ansiado sillón presidencial sujeto a todos aquellos(as) que, igual, vieron legal su reelección (su cruz) de 2017. Claro, no se metió solo a camisa de once varas. Lo apadrinaron -lo nieguen o no- financieros, jueces y los gringos. Todos eran “full” con JOH.

Hasta altivos cronistas reptiles -los mimados de siempre- lo elevaron y el “bandido soy yo”. ¡Prohibido olvidar!

Nadie, al menos los más conocidos en esa torre antes descrita, tapará su nombre y apellido en sus ligas con JOH. Lógico, cada quien dirá “yo no estuve ahí” (con JOH), “nunca lo vi”, pero el “ojo clínico” y silencioso de las masas mira el paso de cada regente y de su recua, incluye también a militares y policías que apenas volvieron, brindaron -sin pudor- con otro que hoy manda más por ser gran tamagás. ¡Gracias, amor!

+Artículo de Octavio Carvajal: Usurpadores

Si JOH cayó en un abrir y cerrar de ojos después de lucirse ante propios y extraños, de hacer retumbar sus iniciales por todos los lindes de la patria, no hay ninguna duda de que el juez neoyorquino Kevin Castell no está para bromas con ningún iluminado ni soñado caído del cielo si de pronto buena tropa se irá a la urbe de los rascacielos. El derrumbe de JOH es claro mensaje para sus más cercanos.

MES

El 16 de marzo (dentro de tres días) JOH sabrá si retará a Castell. Si así ocurre, su defensa apelará para retenerlo treinta días más. Quemará su último cartucho ante el chapuzón de pruebas -relatos, videos, fotografías, mensajes y llamadas telefónicas- que pringan al expresidente con el mundo narco. Si el hombre va de cohete para el imperio, tiene dos salidas: una, colaborar con los fiscales y evitar el juicio o, dos, esperar lo peor.

Pero aquí todo mundo especula, y sobre todo los enemigos políticos y personales de JOH, que intuyen su libertad pensando con el corazón, con las tripas y no con el sosegado seso para no caer en trampas ni crasos errores de cálculo. Los gringos tienen intereses y si el exmandatario decide “negociar” (si cabe o ajusta al norte) estará más seguro preso unos cuantos años que morir a manos de narcos.

DE INTERÉS: El artículo de Octavio Carvajal: ¡Atrapado!

BOLEROS

Lógico, no le espera un paraíso si no logra pactar. El juez Castell lo pidió por sobradas razones y no por ser una pera en miel, aunque la hiel caiga pronto en otras cabezas que juran a pie juntillas que no son de albañal como juran capos de monte y de bandera en su bañe de testimonios. Por donde se lean los diferentes juicios el estercolero deja entrever un hilo de boleros bandoleros.

Más de diez abogados buscan driblar un torrente de acusaciones, mientras JOH tiene otro lobby de defensores allá en Nueva York desde el año anterior. Si el acusado va a juicio estará “face to face” con Los Cachiros, con Los Valle, con “Chande” Ardón que galopó con periodistas por estos lares y con su hermano “Tony” Hernández, sentenciado a perpetua por Castell. Su calvario apenas inicia.

ADEMÁS: El artículo de Octavio Carvajal: ¡¿Amor para dos?!

Un chorro de información recibió el juez natural de fiscales estadounidenses, aparte de la presión de senadores y congresistas que, a última hora, pedían la extradición de JOH por sus roces con capos de la droga. La situación del expresidente es compleja. Aunque quiera negociar, pesan sobre él señalamientos de narcotráfico y posesión de armas. No son cinco centavos ni circos.

Claro oscuro este túnel de picardías donde nadie acepta encargo ni culpa; “el narco soy yo”, ¿verdad, empresarios y políticos?, ¿verdad colegas? JOH está solo en los Cobras. Si se va, solo no se irá, cobrará cuentas porque solo no actuó.

LE PODRÍA INTERESAR: El artículo de Octavio Carvajal: Pillos y pintores

Tags:
Juan Orlando Hernández