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Cartagena: Una ciudad fascinante

  • 13 febrero 2014 /

Dentro de este corralito de piedra, la gente vive hacia afuera. Puertas y ventanas están siempre abiertas, la calle es para recorrerla, siempre a pie.

Cartagena, Colombia.

Dentro de este corralito de piedra, la gente vive hacia afuera. Puertas y ventanas están siempre abiertas, la calle es para recorrerla, siempre a pie. Fundada en 1533 por Pedro de Heredia, asentada donde estuvo la población indígena calamarí, Cartagena de Indias fue la primera provincia colombiana en independizarse de los españoles en 1811, cuando ya era uno de los puertos de mayor importancia en América Latina, atacado por piratas de todas latitudes.

Pero aunque las calles de esta ciudad guarden incontables relatos del pasado, los del presente se dejan oír con fuerza en cada esquina de este laberinto de tiempos y épocas que se entrecruzan frente al Caribe. Debe recorrer el Centro Histórico de Cartagena, declarado por la Unesco como Patrimonio Histórico de la Humanidad en noviembre de 1984 e inscrito en sus actas bajo el nombre de “Puerto, Fortalezas y Conjunto Monumental de Cartagena”.

El primer acercamiento es por la Avenida Santander,que rodea los baluartes y delimita la bahía. El cinturón amurallado de 12 kilómetros tiene pequeñas entradas y en su interior se divide en cuatro zonas: Centro Histórico, San Diego, La Matuna y Getsemaní. Todo aquí es una mezcla arquitectónica fascinante entre construcciones militares del siglo 16, haciendas coloniales y edificios republicanos.

Entrará al casco antiguo por el Baluarte de Santa Clara, para conocer Las Bóvedas, una construcción con 23 arcos amarillos, que en el siglo 18 sirvió como depósito de municiones, que fue utilizada como cárcel en la época republicana y que ahora es el principal referente para encontrar artesanías típicas.

Así observa la mezcla de usos que tuvieron los edificios. A una cuadra, sobre la Calle del Torno se topará con los muros rojos del Convento de Santa Clara, que funcionó como refugio militar y después como hospital en la época republicana. Hoy el lujoso hotel que aquí funciona preserva los dos estilos, colonial y republicano.

Desde los pasillos de las habitaciones se asomará a la casa del escritor Gabriel García Márquez, quien desde niño recorrió estas calles.

Algunas de ellas están retratadas en dos de sus novelas más famosas, El amor en los tiempos del cólera y Del amor y otros demonios.

Tendrá una vista a cielo abierto, gracias a que los cables de luz fueron enterrados en este perímetro. A su paso por la Calle de la Universidad, estudiantes y comerciantes transitan entre coches que se ajustan a las angostas calles. Caminará por Tumbamuertos. Aquí, se dice, muchos de los cadáveres que dejó la peste de 1876 cayeron al piso cuando eran trasladados en carreta a la Plaza de San Diego.

Desde las almenas de la muralla disfrutará de una espectacular puesta de sol frente al mar. Identificará las luces en el piso que enmarcan grandes puertas de madera. Son los hoteles boutique, que cada vez cobran más fuerza: descubrirá una Cartagena minimalista que por fuera presume una memoria histórica y un diseño vanguardista en su interior.

Puerto y Bahía de las Ánimas. Antes de salir de las murallas recorra el Portal de los Dulces y llegue a la Plaza de los Coches, designada originalmente para la venta de negros africanos que llegaban a la ciudad en condición de esclavos, por lo que también se le llamó Plaza del Esclavo y Plaza de Mercaderes.

En esta plaza está la Torre del Reloj, entrada principal a la ciudad y por donde se sale para conocer el Centro de Convenciones, cimentado sobre las aguas de la Bahía de las Ánimas, donde los esclavos que llegaban muertos eran lanzados al mar.

La Matuna limita entre el centro y San Diego con el barrio de Getsemaní, lugar donde los trabajadores africanos vivían fuera de la muralla. Aún preserva edificios coloniales como el Convento de San Francisco y San Roque.

Sale de la ciudad amurallada y cruza por el Puente de Heredia rumbo al Castillo de San Felipe de Barajas. Esta fue la fortificación militar más grande construida por los españoles en 1657 y ampliada en 1762 que sirvió como vigía de la región con cañones, garitas de guardia y túneles subterráneos que funcionaron como galerías y almacenes de pólvora.

Para obtener una panorámica mejor avance hacia la isla de Manga y suba al Cerro de la Popa, punto más alto de la bahía, donde yace el Convento de Santa Cruz de la Popa, construido en el siglo 17. Detrás descubrirá la otra cara de Cartagena entre un tapiz de techos de lámina y caminos de terracería, verá de lejos la punta del lujoso barrio de Castillo Grande y la zona de negocios y hoteles en Boca Grande.

Los caminos de Cartagena permiten construir relatos que encuentran eco en las sucesivas capas de los muros que la protegieron. Sus pases permiten entender la mezcla entre la ciudad antigua y la nueva Cartagena turística.

Dónde hospedarse

La experiencia: Dormir en el Hilton Cartagena, construido en los 80, que se encuentra en Boca Grande, a 15 minutos de la ciudad amurallada. Sin embargo, quedarse en uno de los hoteles boutique del Centro Histórico es lo más recomendable, no sólo por su diseño sino también por su ubicación privilegiada.

Dónde comer

La comida típica colombiana y sus especialidades en Cartagena sugieren un recorrido de restaurantes por el centro histórico.

El Convento de Santa Clara reúne comida típica gourmet de la región y francesa.

La Santísima Trinidad es ideal para probar platillos caribeños, como puntas de anca, sancochos de carne o pescado y arroz con coco.

La Vitrola. Para cenar. Un lugar bohemio donde se pueden probar butifarras de carne y carimañolas de yuca.

Juan del Mar que ofrece desde mariscos hasta pizzas y pastas.

Qué comprar

En las calles del centro abundan los puestos con pulseras, collares y anillos con piedras preciosas, en su mayoría traídas de la isla de Barú. Las exclusivas tiendas de ropa son un atractivo en Cartagena por las firmas como Tscherassi y Salomon. Las tiendas en los hoteles boutique son otra opción para comprar artesanías y piezas de colección.