Caminar por las mañanas: el hábito sencillo que transforma vidas
Caminar activa la circulación, fortalece el corazón y mejora la oxigenación de los músculos, entre otros aportes a la salud.
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Tegucigalpa, Honduras.- No hace falta una membresía de gimnasio ni un entrenamiento de alto impacto para mejorar la salud y el estado de ánimo. A veces, basta con un par de tenis cómodos y unos minutos al aire libre.
Caminar por las mañanas es una de las formas más simples —y subestimadas— de activar el cuerpo y despejar la mente, con beneficios que van mucho más allá de lo físico.
Esta práctica activa la circulación, fortalece el corazón y mejora la oxigenación de los músculos. Si se convierte en un hábito diario, puede ayudar a regular la presión arterial, reducir los niveles de colesterol y prevenir enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.
Además, al realizarse en las primeras horas del día, el cuerpo aprovecha mejor la luz solar, lo que contribuye a regular el ritmo circadiano y a mantener equilibrados los niveles de vitamina D.
Dar una caminata matutina también es una excelente herramienta para la mente. Diversos estudios señalan que caminar estimula la liberación de endorfinas, serotonina y dopamina: neurotransmisores asociados al bienestar y la concentración.
En otras palabras, ayuda a iniciar el día con una mente más clara, enfocada y optimista.
Caminar temprano también permite desconectarse del ruido digital y reconectar con el entorno: escuchar el canto de los pájaros, sentir el aire fresco o simplemente disfrutar del silencio antes de que la rutina empiece a correr.
Más allá del ejercicio, la caminata matutina puede convertirse en un ritual de autocuidado. Es un tiempo personal que permite reflexionar, planificar el día o simplemente disfrutar del presente.
Para muchas personas, esos minutos de movimiento se transforman en un espacio terapéutico donde las ideas fluyen y el estrés se disipa.
Empieza poco a poco: 15 o 20 minutos diarios son suficientes para notar los primeros beneficios.
Evita distracciones: guarda el celular y enfócate en el entorno o en tu respiración.
Aprovecha la luz natural: caminar entre las 6:00 y 8:00 a.m. ayuda a sincronizar el reloj biológico.
Hidrátate y usa calzado cómodo: pequeños cuidados que hacen la experiencia más agradable.
Sé constante: la clave está en la regularidad, no en la intensidad.