¿Hacia dónde vamos?
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Puede parecer extraño al principio, pero la verdad es que para darnos cuenta a dónde vamos, es muy importante saber de dónde venimos. Tenemos la costumbre de repetir los errores del pasado y, en consecuencia, siempre terminamos encontrando los mismos resultados.
Nuestro pasado es fuente de referencias sobre quiénes somos y cómo nos comportamos. Si analizamos nuestro presente y comparamos los resultados de este momento con nuestro pasado, podemos ver lo que necesitamos cambiar, para poder dar una dirección correcta a nuestra vida. Este autoanálisis puede orientarnos hacia nuevas actitudes y enrumbarnos en alcanzar nuestros sueños.
En el caso de la política hondureña, pareciera que nuestros políticos no están volteando a ver atrás. Venimos de 12 años nefastos para la sociedad hondureña y no vemos que la élite política quiera hacer las cosas diferentes y, al contrario, seguimos haciendo más de lo mismo. Tenemos un ejemplo claro con nuestro expresidente de la República, 12 años con dinero y poder para pasar -en el caso que se encuentre culpable- el resto de la vida en una prisión sin ver el sol. ¿Vale la pena? Es importante reflexionar sobre el asunto, ya que cuando el poder se pierde se queda todo atrás, los planes a largo plazo, las buenas y las malas decisiones que afectaron o favorecieron a un determinado grupo.
Cuando se pierde el poder, muchos de los que te apoyaban, dirían que nunca te conocieron, y es que esto es hasta bíblico. Jesús les dijo a sus discípulos: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces, y Pedro le dijo: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Al final todos conocemos qué pasó después. El poder llega a veces sin pensarlo, y de la misma manera que llega se pierde, por eso es importante siempre tener presente que el tiempo se encarga de pasar factura a los déspotas y abusivos que piensan que el poder es para toda la vida. Por ahora tenemos la lección para nuestro expresidente, pero también la misma situación se puede repetir a futuro; en ese sentido debemos tener siempre presente que tenemos en nuestras manos la opción de construir o destruir; siempre debemos tener presente que el poder no es eterno; y que no debemos abusar al tenerlo; ya que, si actuamos mal, tarde o temprano tendremos que pagarlo. La élite política hondureña debe aprender la lección y no podemos seguir actuando como que Honduras es del hombre o de la mujer, del líder o de la lideresa; y no el país de la Constitución y las leyes. Si seguimos así, ¿hacia dónde vamos?