Clave del éxito en los primeros 100 días de gobierno
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Franklin Roosevelt es el primer presidente de la historia que en 1933 se propuso cambiar el fracturado rumbo de su país en 100 días, asumiendo una tarea titánica de salvar la economía y la democracia de los Estados Unidos de América.
En Honduras, los primeros 100 días de gobierno se han convertido en una efectiva narrativa política para “subir a todos en el barco” para poder ganar tiempo y la confianza de la población.
Por ejemplo, para Ricardo Maduro (2002-2006) y el primer período de Juan Orlando Hernández (2014-2018), la lucha contra la criminalidad y la inseguridad ciudadana fueron los lemas de sus primeros días en la presidencia.
En el caso de Xiomara Castro de Zelaya (2022-2026), la reconstrucción del Estado de derecho se ha mostrado como tema central, enfocado en revindicar las violaciones de derechos humanos, los actos de corrupción y la impunidad que ha habido en la última década.
Pero detrás de las emociones que da la política, hay toda una realidad. A medida que la población se ha hecho más informada, los primeros 100 días se han convertido en un indicador del tipo y calidad de gobierno que tendrá.
En términos políticos, en democracias frágiles como la hondureña, los primeros días se asemejan más a un proceso de transferencia del poder que muchas veces viene a mostrar las verdaderas prioridades de sus liderazgos, las cuales no necesariamente son las que espera la población.
Por ello, el reto es lograr una transferencia lo más estable y menos accidentada posible, equilibrando los incentivos políticos con las expectativas de la población de un cambio material en sus vidas.
El primer paso se produce aun antes de la toma de posesión, con la voluntad política del gobierno saliente de colaborar entregando la necesaria información sobre la gestión pública y el inventario de los recursos estatales bajo su responsabilidad.
El segundo paso recae en el nuevo gobierno y su capacidad de definir objetivos claros, navegar el marco legal para tomar decisiones efectivas, asegurar el acompañamiento de los empleados públicos, desarrollar relaciones colaborativas con el Legislativo, relacionarse con la comunidad internacional e incentivar al público y medios de comunicación para que acompañen sus decisiones.
En fin, el éxito de los primeros 100 días, más allá de los planes y propuestas que tenga un gobierno entrante, requiere de la colaboración en espíritu y en la práctica. Una colaboración que fluye desde arriba hacia abajo, motivada por la calidad de los liderazgos.
Por el momento, la gran lección que deja los primeros días del Gobierno de Xiomara Castro es la necesidad de desarrollar un marco legal que establezca reglas, procedimientos, tiempos y obligaciones entre el gobierno saliente y el entrante que permita incrementar la certidumbre y la transparencia en el proceso de transferencia del poder.