Los antecedentes de los miembros del gabinete de Trump con Honduras

Tegucigalpa, Honduras.- Aunque Donald Trump sigue moldeando su gabinete, los primeros cargos elegidos supondrán un reto para el gobierno de turno de Honduras, coinciden diversos analistas.

Trump está conformando un equipo de gobierno a su medida: derechistas, conservadores y radicales, tanto en asuntos de política exterior como en temas migratorios.

El perfil de Marco Rubio El primero en sobresalir es Marco Rubio, nominado al cargo de secretario de Estado.

Los expertos hondureños sostienen que Rubio, debido a sus posturas anticomunistas y su imagen de halcón político, será un aliado de la derecha hondureña y, a la vez, un verdugo para la clase política de izquierda.

Este choque ideológico, dado que el partido de gobierno —Libre— abraza las ideas socialistas, supondrá un punto de partida en las relaciones entre Honduras y Estados Unidos.

Para el experto político Oliver Erazo, con la llegada del gobierno de Donald Trump y, en consecuencia, de Rubio, el gobierno de Honduras tiene dos caminos: el diálogo o la soberbia.

“El gobierno tiene una línea ideológica a la cual es fiel. El gobierno actual tiene dos opciones: o se mantiene como está, o cambia, reconociendo los actos corruptos, antidemocráticos, los atropellos a los derechos humanos, la violación de la Constitución y otras ilegalidades”, analizó Erazo.

Como senador de Florida y miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, Rubio marcó su postura sobre decisiones sensibles adoptadas por la administración de Castro.

Por ejemplo, criticó la ruptura de relaciones con Taiwán y, por fin, los nuevos lazos diplomáticos con China.

Además, condenó los altercados realizados por colectivos de Libre en el Congreso cuando el oficialismo presionaba por imponer un fiscal sin los votos necesarios y mostró su rechazo a la denuncia del Tratado de Extradición.

Años atrás, Rubio fue parte de un grupo de senadores republicanos que abogaba por una reforma migratoria integral en Estados Unidos, pero abandonó esta postura al abrazar la visión de reforzar la seguridad fronteriza y apostar por las deportaciones masivas conforme se establecía una cercanía con Trump.

Trump, en su afán de cumplir su promesa de campaña de realizar deportaciones masivas, ha encomendado esta misión a una persona clave: Tom Homan, el “zar de la frontera”.

Es una figura poco conocida para la población hondureña, pero es un riguroso defensor de las políticas estrictas hacia los inmigrantes ilegales.

Honduras, uno de los grandes exportadores de indocumentados, deberá prepararse ante la política de mano dura contra los inmigrantes, consideran los analistas.

Como director ejecutivo asociado de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en el gobierno de Barack Obama, Homan defendió la idea de la separación de familias en la frontera para disuadir la inmigración ilegal. Entre 2017 y 2018, en el gobierno de Trump, fue director interno de ICE, donde aplicó la política de “Tolerancia Cero” contra los indocumentados y se hicieron efectivos los episodios de niños separados de sus padres al cruzar la frontera.

Otro alto perfil es Stephen Miller, elegido para el influyente puesto de sujeto de gabinete. Él ha estado con Trump desde los inicios: comenzó escribiéndole los discursos de campaña —incluido el de la victoria de 2016— y pasó a ser asesor del republicano en la Casa Blanca.

Fue también uno de los promotores de la separación de familias y del veto de entrada a Estados Unidos a las personas de países de mayoría musulmana.

Ideó la estrategia de presionar a países de Centroamérica para que firmaran un acuerdo de “tercer país seguro” e intentó enviar más de 250.000 tropas militares a la frontera en 2022, un plan que fue frenado por el entonces secretario de Defensa, Mark Esper, según reveló el diario The New York Times.