Edgar Vivar, de El chavo del 8, confiesa pensar seguido en su muerte

Aunque su legado artístico sigue vigente y su figura es entrañable para varias generaciones que lo identifican como el “Señor Barriga” de "El Chavo del 8", Edgar Vivar enfrenta un proceso íntimo y difícil tras la reciente pérdida de su madre, Elia Villanueva Falcón.

Foto: Instagram | @varedg

Durante una entrevista con TVNotas, el actor, de 76 años, abrió su corazón y admitió que la muerte de su madre ha generado en él una reflexión constante sobre el final de la vida.

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“Ahora pienso en la muerte constantemente. Es una gran incógnita que tengo. No tengo prisa, pero sí una gran curiosidad de saber qué hay después, si existe algo”, reveló.

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El fallecimiento de su progenitora ocurrió el pasado 30 de enero.

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Ese día, Vivar lo compartió en su cuenta oficial de X (antes Twitter), publicando una fotografía junto a ella y el mensaje: “Mamita linda, te mudaste a mi corazón. El Creador te recibe con los brazos abiertos”.

Foto: Captura de pantalla | X

Actualmente, el actor reconoce que sigue transitando el duelo con serenidad y resignación.

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“Me encuentro en paz, el dolor es natural. Estoy en el proceso de aceptación. Lleva tiempo. Me transmitió mucha paz la manera en que mi mamá abandonó este mundo. Se fue bien, sin agonía, sin sufrimiento. Ella ya tenía los achaques propios de su edad”, expresó.

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Respecto al estado de salud de su madre en sus últimos años, Vivar explicó que había desarrollado varios padecimientos crónicos. “Falló su corazón. Tenía cierto grado de insuficiencia respiratoria y renal. Su salud mermó”, compartió.

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La ausencia materna aún pesa en su vida cotidiana. El vínculo que los unía era sólido y, según sus propias palabras, ha transformado el modo en que percibe la muerte. “(La muerte) es algo que se tiene que asumir. Uno debe acostumbrarse. Estoy agradecido con Dios porque me permitió tenerla tantos años a mi lado”.

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Aunque admite tener molestias físicas propias de la edad, afirma sentirse estable. “Estoy un poco delicado de la columna, pero en términos generales, bien. Me acabo de hacer estudios de laboratorio y todo en orden. Por siete años tuve que usar un tanque de oxígeno portátil que estaba conectado a un concentrador. Gracias a Dios, ya no lo necesito”, concluyó.

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