Salud y Belleza

El impacto del sedentarismo como “la nueva pandemia en curso”

La falta de actividad física regular puede ocasionar graves problemas de salud. Ronerd Zaldaña, coach de vida y entrenador personal, nos ofrece una guía para combatirla
08.04.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- No es ningún secreto: vivimos en la era del sedentarismo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022, aproximadamente 1 de cada 8 personas en todo el mundo tenía obesidad.

El último estudio del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), de 2023, también enunciaba la obesidad infantil como uno de los problemas más graves del siglo XXI: 21.5% de niños y niñas de entre seis meses y doce años presentaban sobrepeso en Honduras.

Permanecer impasible ante una nueva epidemia que es uno de los principales culpables de las tasas de obesidad, diabetes, hipertensión y alteraciones de las articulaciones entre otros graves problemas de salud, no es una opción, ¿qué podemos hacer para combatirla?

Un reciente estudio, divulgado en el British Journal of Sports Medicine, analizó información recabada de casi 12,000 individuos mayores de 50 años procedentes de Noruega, Suecia y Estados Unidos.

Sus hallazgos revelan que sólo 22 minutos diarios de ejercicio moderado o vigoroso, como caminar a paso ligero, andar en bicicleta o realizar tareas domésticas exigentes, pueden mitigar los efectos perjudiciales del sedentarismo en la salud y reducir el riesgo de mortalidad por diversas causas.

Plan de acción

El ejercicio, en estos términos, no es una moda pasajera, ni un complemento a nuestros ajetreados estilos de vida: nos mantiene con vida.

Para Ronerd Zaldaña, coach de vida y entrenador personal, el primer paso es reconocer que el sedentarismo, definido como la falta de actividad física regular, es un problema omnipresente en la vida moderna.

Desde trabajos de oficina hasta nuestro tiempo de ocio, pasamos horas sentados o de pie sin apenas movernos. La tecnología también ha contribuido a este estilo de vida sedentario.

“Su objetivo debe ser moverse a lo largo del día, incluso si es sólo para revisar el correo o tambalearse y estirarse en su escritorio de pie. La actividad física es la medicina natural por excelencia, el antídoto ideal para el sedentarismo como la nueva pandemia en curso”.

Aquí la clave inicial es realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada, como andar en bicicleta o caminar a paso ligero, cada semana, y ejercicios de fuerza de dos o más días a la semana que trabajen todos los músculos principales piernas, caderas, espalda, abdomen, pecho, hombros y brazos.

Se requiere incluso menos tiempo para el entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés), que puede implicar series de sólo 20 segundos de esfuerzo intenso algunas veces a la semana.

“Haga sesiones de ejercicio de 45 a 60 minutos, de 3 a 4 veces por semana, con una intensidad que varíe de moderada a rigurosa según la condición física de la persona. En cada sesión se deben incluir ejercicios de calentamiento, estiramiento, cardiovascular, resistencia muscular y flexibilidad para abarcar toda la estructura corporal. Esto implica realizar estiramientos, ejercicios cardiovasculares, de fuerza y flexibilidad de forma moderada”.

Estas recomendaciones constituyen un plan completo para combatir el sedentarismo y mejorar la salud física, no permanezca más tiempo sentado.

Opinión

“Las epidemias modernas de sedentarismo y obesidad pueden estar ocultas tras el encanto de la vida actual, pero sus consecuencias son devastadoras y evidentes. La falta de ejercicio predispone a enfermedades como el sobrepeso, la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes, entre otras patologías crónicas”

El impacto del sedentarismo como “la nueva pandemia en curso”

Estragos

En los adultos, además del conocido efecto perjudicial sobre el peso corporal y el sistema cardiovascular, la inactividad favorece la disminución de la masa muscular y ósea.

Esto es particularmente relevante en mujeres y adultos mayores, ya que afecta el equilibrio, la coordinación, la flexibilidad articular y la calidad de los tejidos del aparato locomotor, como el cartílago y los tendones.

Todos estos aspectos aumentan el riesgo de fracturas, artrosis, tendinopatías y la probabilidad de padecer dolor musculoesquelético.