Tierra Adentro

El Cerrito de las velas, un escalón hacia los sueños

Subir los 105 escalones es el sacrificio para que los visitantes puedan ver sus deseos hechos realidad

28.04.2018

Santa Rosa de Copán
Dicen que cada pueblo tiene sus creencias, rituales, mitos, historia y tradiciones, pero nadie lo presenta tan gráfico como un lugar ubicado en la sultana de occidente.

Un enorme rótulo con 18 coloridas letras y un corazón en su centro que forman la leyenda “ Yo (amo) Santa Rosa de Copán” le dan la bienvenida a un majestuoso y único espacio que reúne a miles de personas: El Cerrito de la Velas.

Este patrimonio, que fue construido para conmemorar los 100 años de la ciudad del café, cuenta con 105 escalones que trasladan a los visitantes al monumento de la herencia maya.

Le puede interesar: Las Cuevas de Ayasta y el silencio de la historia

En la mañana, El Cerrito es visto como una hermosa obra que embellece el final de la calle Real Centenario, pero en la noche se viste de las mejores galas para recibir a los enamorados que buscan cumplir el sueño de tener una larga vida sexual.

Sí, así como lo lee. Este enigmático lugar es adornado con velas cada año para celebrar el aniversario de Santa Rosa de Copán y cumplir los sueños de placer y amor para aquellos míticos visitantes.

Para que sus peticiones se cumplan, según los habitantes, los visitantes deben escalar las 105 gradas de aquel empinado cerro y durante su cansado camino hacer su petición.

Los visitantes piden sus deseos al escalar las míticas gradas. Foto: José López Trejo/EL HERALDO.

Los visitantes piden sus deseos al escalar las míticas gradas. Foto: José López Trejo/EL HERALDO.


¿Por qué las velas?
La colocación de velas en vasos plásticos llenos de arena, donde se consume la espelma, es un pequeño ritual que las autoridades han creado para darle más protagonismo a este hermoso espacio, que los enamorados escalan agarrados de las manos para susurrar sus deseos al viento con el fin de que el tiempo se los regrese hechos realidad.

Pero este no solo es un aposento para enamorados o buscadores de una larga aventura íntima, El Cerrito de las Velas también se ha convertido en la unión de familias, un atractivo turístico y un orgullo copaneco.

EL HERALDO visitó la fortaleza copaneca durante la celebración del 175 aniversario de la sultana de occidente y no solo fue testigo de la promesa de amor de cientos de visitantes, sino que también de la sonrisa, amabilidad y amor de los habitantes por su tierra.

Ese es el caso de Nathalia López, una chica de 22 años que al preguntarle sobre qué se sentía ser copaneca, rápidamente sonrió y no dudó en decir que es un orgullo: “Ser copaneca es algo indescriptible”.

Además destacó El Cerrito de las Velas, evento que consideró como único. Por su parte, Lía Peralta aplaudió el esfuerzo de sus paisanos para convertir su ciudad natal en un atractivo turístico.

Otra aventura: Los Arcos, una joya colonial de Danlí, El Paraíso

“Está organizado y bien llamativo. Este año ha estado bien bonito”, recordó. Y no es para menos que los pobladores se sientan orgullosos de su ciudad que a través de los años ha sido conocida por su café de alta calidad, su gastronomía autóctona y su manera de dar motivos a los visitantes para que regresen a dar un paseo por Santa Rosa de Copán.

La sultana de occidente se vistió con sus telas más finas para mostrarle al mundo y a Honduras entera que posee belleza, riqueza, amor y aventura, es por ello que cuando visite el departamento de Copán, no dude en darse un pasada por este pintoresco municipio.