“En Tinder lo que se han visto son estafas ‘pasionales’ o ‘románticas’ en las que los criminales conquistan a sus víctimas por chat, generalmente suplantando una identidad o utilizando fotos de otra persona', explica Jorge Litvin, abogado especialista en cibercrimen.
'Luego les dicen que les encantaría visitarla pero que están lejos y no pueden costear el pasaje; le piden plata para poder hacerlo y así terminan recibiendo una transferencia”, detalla el experto.
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El primer método es el robo de información o ataques de phishing. Este es a través del envío de links para “verificar la identidad” del usuario o “habilitar la funcionalidad Premium de la plataforma” para interactuar desde allí.
El segundo método también muy común es que el criminal le dice a la víctima que le mandó un regalo sumamente costo, pero que quedó retenido en Aduana o en el Correo y que para desbloquearlo hay que depositar una suma de dinero que luego se compromete a devolver. El encuentro nunca sucede y hecha la transferencia el criminal desaparece.
El último y quizá el más usado es que a días es del ansiado encuentro el falso perfil anunciaba el envío de un iPhone, iPad, joyas y más elementos como adelanto. Pero el estafador hacer creer a la víctima que el paquete fue bloqueado por contener dinero en su anterior por lo que para recibirlo debe depositar una suma en una cuenta.
El delincuenta asegura a su víctima que él no hace la transacción porque se encuentra trabajando fuera del país y se le hace imposible.
En la mayoría de los casos el dinero no es recuperado, tampoco el estafador es localizado.
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Según los expertos en informática, esto ocurre porque las direcciones IP son de muchos países, debido a que la aplicación en a nivel mundial.
Ante su pedido (él estaba “trabajando en el exterior por lo que no podía participar de transacciones”) la mujer comenzó a hacer depósitos en Western Union a la cuenta señalada para recuperarlo. Algo que jamás pasó.